Capitulo 4: Visita sorpresa

38 2 0
                                    

Estiro mi brazo para alcanzar el control remoto y mi costado arde como si un hierro al rojo vivo hubiera caído sobre éste.

Esto de estar lesionada apesta. 

Llevo las costillas vendadas y cada movimiento envía ráfagas de dolor por todo mi cuerpo. 

Me he perdido ya demasiadas prácticas y sé que me estoy quedando atrás. Ni siquiera  voy por la mitad de mi tiempo de descanso y estoy por volverme loca. Estoy engordando, volviéndome lenta, perdiendo oportunidades importantes de aprender.

 Me han obligado a hacer reposo, cosa que me enloquece porque soy un tanto hiperactiva.  

Estoy devorando un tarro de helado de chocolate, sentada en mi sofá, esperando que Lexie regrese de la Universidad e intentando pasar el tiempo con una selección de películas románticas.

El timbre suena y abro distraída mientras miro la televisión, intentando no perderme el final de Diario de una Pasión

Una voz masculina, y sobre todo conocida me saluda desde la entrada.

-¿James?

-Jake- grito un poco de la sorpresa-, no te esperaba tío; ven, pasa.- disimuladamente, doy vuelta uno de los retratos que me muestra con un vestido brillante en mi graduación. También observo mi ropa: unos pantalones deportivos y una camiseta gris. Bastante bien.

Jake pasa y echa un vistazo a su alrededor, observando mi departamento.

-Espero que no te moleste que haya averiguado tu dirección. Sólo quería saber cómo sigues de tu lesión.

-Oh, cool... estoy un poco dolorido pero ansioso por volver. No tengo nada que hacer aquí, más que comer- señalo mi pote, ahora vacío, de helado- y ver las películas sin sentido de Lexie- le muestro la colección de DVDs de Lexie, que incluye "Titanic", "Lo que el viento se llevó", y demás películas románticas.

-¿Quién es Lexie?- pregunta intrigado.

-Mi... uhm... mi novia. Vivimos juntos...

Abre la boca como para comenzar a hablar pero de pronto se para y sé que está viendo lo mismo que llevo viendo yo desde que él está aquí: una bata rosa con mi nombre en lentejuelas que está colgada sobre la puerta de mi habitación. Demonios, si se asoma a mi habitación estoy muerta.

Me muevo lo más rápidamente que puedo, tomo la bata y se la paso a Jake.

-Es de mi hermana, Jamie. Se queda a pasar la noche bastante seguido y la usa cada vez que viene aquí.

-Oh, por un momento pensé que tú... que era... no importa.

-Oh,- me río nerviosa- qué imaginativo. ¿Quieres tomar algo?

-Mmm, me gustaría una cerveza- Contesta mientras se sienta en mi sofá.

Me acerco a la heladera y agarro dos Coronas. Las bebemos mientras me cuenta los últimos avances de las prácticas. 

-Quería pedirte disculpas por mi comportamiento el otro día- comienza.

-No importa- respondo-. No fue nada.

-Es sólo que... no lo sé, soy un poco desconfiado con los desconocidos. Pero no volverá a ocurrir...

-De acuerdo.

Jake está un par de minutos en mi casa, visiblemente incómodo. Al irse, me escanea con la mirada y en ese momento recuerdo que mi camiseta no termina de ocultar las redondeces de mi cuerpo. 

Antes de salir por la puerta, me mira fijamente a los ojos y anuncia: -Eres una persona muy extraña James Hamilton, y voy a descubrir qué ocultas...

Minutos después llega Lexie.

-Nena, ¿quién era ese guaperas que vi saliendo de casa?

-Ese es Jake, un compañero de equipo.

-¿El de la mala actitud?- pregunta para confirmar.

-Ese mismo...

-¿Tienen todos tus compañeros ese trasero perfecto?

-En realidad sí. Pero saca esa cara; él está fuera de los límites.

-Mmm ¿eso quiere decir que te gusta? Estás celosa, es eso.

-Oh, ya basta, no estoy celosa. Jamás podría gustarme alguien como él, es demasiado... apuesto- completo con un ademán-. Además, él todavía cree que soy un hombre; un hombre extraño... con una bata rosa.

-Claro, y eso es todo un problema- Nótese el sarcasmo de mi amiga-. En todo caso, si le dices que eres una mujer, pueden casarse y tener cuatro pequeños igual de adorables que él...

-No funciona así Lex. Y aunque no lo sabe, lo sospecha- digo señalando mis pechos-. No estaba esperando visitas precisamente... 

Mientras me siento en el sofá, le confío mis temores: -Me echarán del equipo; probablemente ya esté en camino de contarle al entrenador Keen sus sospechas.

-Podrías hablar con él- sugiere mi amiga-. No creo que Jake cuente tu secreto. Y a ti te vendría bien un amigo en ese vestuario.

-No lo entiendes Lex- grito frustrada y luego lanzo un rugido cuando el grito hace que mis costillas tiemblen de dolor. Me pongo de pie y comienzo a pasearme por la habitación, intentando encontrar las palabras para explicar a mi amiga lo que realmente está pasando. Finalmente comienzo a hablar:

-No lo entiendes Lex, el es; Jake es... tiene una mente muy cerrada, y dudo que me escuche el suficiente tiempo como para explicarle siquiera los motivos que me llevaron a hacer esto; él sólo verá la traición, la falta a las normas, el pecado. Es el líder del equipo, y si no me acepta, nadie más lo hará por respeto a él. Sería mi suicidio profesional... Y si no se lo digo, puede que me odie para siempre; pero al menos tendré la oportunidad de hacerme indispensable para el equipo antes de que nadie lo sepa. Y ahí será cuando pueda hacer valer todo esto; todo este esfuerzo; todo el engaño... ahí será cuando realmente pueda cumplir la promesa que le hice a papá... Así que, no. Jake no puede saber nada de esto. Y de nuevo no, no necesito que sea mi amigo.

Sé que soy muy dura con Lexie, pero mis nervios están a flor de piel. Todo el esfuerzo, todos los entrenamientos fuera de hora y en soledad, el riesgo que estoy tomando al inventar una nueva identidad, todo eso no valdría nada si soy descubierta. Y no puedo dejar que eso pase.

Tras una máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora