Ha pasado una semana desde la última vez que hablé con Alex. No soporto ver sus ojos apenados en cada entrenamiento, aunque estoy un poco aliviada de saber que al menos ahora está alejado de toda esta mierda.
Las cosas con Jake están más o menos igual. Aún no me ha delatado, pero las cosas en la pista están congeladas, y no porque estemos parados sobre el hielo.
Me odian. Ambos. Y no los culpo.
Empiezo a creer que aparecer en sus vidas ha sido una terrible idea. Ahora todo el equipo nota la tensión entre Jake y yo, entre Alex y yo...
El partido más importante del año está a minutos de comenzar y los nervios de todos están exaltados... y es mi culpa.
-Jake, ¿podemos hablar un segundo?- me acerco a mi capitán cuando logro conjurar un poco de valor.
-Ahora no, Hamilton. No necesito hablar contigo.
-Por favor. Necesito que solucionemos esto...
-¡Te dije que no hablaré contigo!- me grita.
Ahora los ojos de todos en el vestuario están sobre nosotros. Siento mis mejillas coloreándose con rabia.
-A las duchas- exijo entre dientes apretados-. Ahora.
Quizás ve algo en mis ojos, quizás recuerda mi amenaza de hablar con la prensa, pero finalmente Jake claudica y me sigue hacia el fondo del vestuario.
Lo dirijo a la esquina más alejada y lo empujo contra la pared.
-¿Qué quieres Jamie?
-No me digas así aquí.
-Es tu nombre, Jamie.
-Dios. No podemos seguir así- imploro con voz queda-. Este partido es demasiado importante. Todos están nerviosos, y no ayuda nada su capitán tenga esa... cara de oso hambriento.
-¿Oso hambriento? Ja. En serio, tienes la cara muy dura de venir a darme indicaciones en mi vestuario. Tú eres el porqué de mi humor de mierda. Deberías haber renunciado una semana atrás. Todo esto no sucedería de no ser por ti.
-Sabes que no lo haré. No me iré. Tendrás que echarme tú.
-Yo... no puedo hacer eso. Afectaría aún más la moral.
-Vas a tener que trabajar conmigo entonces. Como yo lo veo, podemos ganar esto, si trabajamos juntos.
-No puedo trabajar contigo. Eres exasperante.
-Pero tengo razón. La única manera de ganar este partido es que tú y yo estemos en sincronía. Lo sabes. Te propongo una tregua.
-¿Una tregua?
-Sí. Y luego del partido puedes volver a odiarme.
-No te odio. Sólo no te quiero aquí.
-Ya dije que no me voy a ir...
-Ya... Qué demonios, acepto. Vamos a ganar esta mierda.
La mirada en los rostros de todos cuando salimos de las duchas es impagable. Por primera vez en meses, la tensión creciente entre Jake y yo comienza a disiparse.
No soy tonta, sé que ésto no ha terminado, pero por ahora tenemos una guerra que ganar.
****
El partido resulta ser aún más duro de lo que anticipamos. Jake y yo trabajamos juntos en la delantera, pero parece no ser suficiente. Antes siquiera de darnos cuenta, vamos dos a cero abajo. Todos nuestros esfuerzos parecen no ser suficientes.
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Tras una máscara
ChickLitJamie tiene un sueño: ser parte de los Chicago Blackhawks, el equipo de hockey sobre hielo en el que su padre jugó por más de quince años. Sólo hay un inconveniente: Jamie es mujer; y los Hawks no admiten mujeres en su equipo. Si lo que Jamie debe...