Un deseo para Lucifer [Adrinath]

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El viento sopla con fuerza y las gotas de lluvia golpean mi cara camuflando mis lágrimas.

Mis botas están llenas de barro.

No siento por ti nada, mi corazón está vacío. Ya nada importa, ya no importas.

Sus palabras hacen eco en mi mente, sólo puedo temblar, caminar y sentir un
dolor intenso en el pecho.

Mi padre siempre me decía que llorar es de cobardes, de inútiles, de gente pequeña y es así como me siento ahora; dentro de mí hay un sentimiento que me hace sentir pequeño y miserable.

¿Cuándo empezé a perderla? ¿Y por qué?
Quiero respuestas, quiero sentir otra vez su olor, su calor, su risa. Ver su hermosa cara, su sonrisa y sus ojos. Abrazarla y perderme en ella.

La amo pero ella ya no.
Es tan injusto.

Entro dentro de la iglesia, el portón se cierra con fuerza detrás de mí. Tiemblo. Unas candelas están encendidas ofreciendo un poco de luz a este entorno tan oscuro y tan poco acogedor. Es la casa del Creador, ¿por qué da tanto miedo? ¿Por qué es tan frío y... rígido?

Voy hacia la cruz posicionada en el centro, me quedo viéndola por varios segundos: un Jesús dolorido y apenado se muestra sobre ella, me mira con cara de suplica.

Aprieto los labios.

Es desde hace mucho que no vuelvo con Él, desde cuando mi abuela murió. Es extraño volver.

— Tú eres lo único que me queda. — susurro y casi no oigo mi propia voz.

¿Realmente me estoy abandonando a una estatua?

Sacudo la cabeza, no.

Me giro y siento una sensación de abandono que empieza desde el corazón y me llega hasta las puntas de los dedos. Inmediatamente después siento como choco con alguien.

Levanto la mirada, una chica de ojos azules y pelo negro con reflejos violetas me fulmina con la mirada.

— Lo siento. — digo y ella sólo se gira y sigue su camino.

No puedo no fijarme en su figura esbelta, la miro por demasiado tiempo. Me avergüenzo de mí mismo.

Alzo la mirada hacia el techo antes de irme, toco mi pecho. ¿Cuanto va a durar este dolor?