»2

812 103 6
                                    

Bebo de la taza de té que mi hermana me ha preparado, no sabe a nada. Pero tampoco tengo algo mejor que hacer así que no me queda otra que sufrir en silencio.

- Tienes que salir. - dice mi tía limpiando sus gafas con el jersey.

¿Salir? ¿Para qué? ¿Para acordarme que estoy sólo y que nunca más voy a ser feliz? No gracias, paso.

- Ve y comprame un poco de pan. - ordena.

No puedo negarme, acepto aunque a mala gana. Siento un sabor amargo en la boca, no es por el té. Es por mí, porque he dependido tanto de una persona hasta el punto de que ya no sé que hacer con mi vida.

Me he perdido a mí mismo.

La panadería no está lejos, llevo allí en menos de tres minutos. Compro el pan y me vuelvo hacia mi casa. Pero algo me lo impide: una chica de cabello tan rubio que parece oro se interpone en mi camino con un plato de galletas y una sonrisa de oreja a oreja.

- Por favor, pruebe nuestras galletas. - dice y extiende el postre hacia mí.

Dudo por un segundo, estoy por girarme pero después miro sus ojos: son grandes, verdes y llenos de esperanza. Cojo una galleta y le doy un mordisco.

- Está... Buena.

Ella sonríe de nuevo y se va.

Llego a casa y mientras tanto termino mi galleta. Allí me espera mi tía, mis dos hermana y un desconocido sentados alrededor de la mesa del salón.

- Ya llegaste, cielo. Este es Adrien. - me presenta al chico de pelo rubio y piel morena.

- Encantado. - sonríe mostrando unos dientes muy blancos.

Mi cara sigue neutra, no me apetece conocer gente nueva. - Lo que tú digas.

- Nathaniel, él es nuestro jardinero y las personas que cuidan las flores se tratan con amabilidad. - me informa.

Yo pienso que es la mayor estupidez que he oído jamás.

Un deseo para Lucifer [Adrinath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora