★ Capítulo 10 ★

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La mañana se alzaba con poderío sobre el hermoso cielo que se tornaba de un suave morado en el gran manto azul marino, quedando las estrellas como pequeños fantasmas que se desvanecen con la luz que llega a ellos.

Will se encontraba, como siempre, en su cerrada habitación. Cerrada, oscura y húmeda habitación de la que no saldría hasta mucho tiempo después, y hablamos de largos años de espera, o eso es lo que el demonio azulado tenía mentalizado.

El suelo frío era su cama y sus propias manos servían de almohada, pero esa noche no, esa noche el demonio azulado no durmió como él quería. No pudo cerrar los ojos por más que lo quisiera, lo que ocurriría en el futuro le preocupaba de sobre manera, siendo que él puede ver el pasado, presente y futuro del mundo, incluso su propio destino.

Veía en su mente un gran caos, oscuridad, fuego, tormento para toda clase de vida.
Pero algo no cuadraba en esos pensamientos, y era la razón por la que no pudo dormir.

Podía ver un futuro color pastel, por llamarlo de alguna maneras. Podía ver que era feliz, feliz de verdad por primera vez en su vida, pero eso no era lo que le sorprendía, lo que lo sorprendía era su acompañante.
El chico de cabellos castaños al igual que sus ojos, especial por la hermosa marca de la Osa Mayor en su frente, que lo hacía parecer interesante.

— Hey, Escoria – Escuchó una voz masculina desde su puerta.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se había percatado del horroroso sonido de la malgastada puerta abrirse ni tampoco las pisadas que anteriormente se dirigían a su habitación.

— Amo Gleeful... – Susurró débilmente, su garganta reseca y las pocas ganas de hablar que tenía hicieron que su voz sonara ronca.

— Ten – Le lanzó un pequeño pedazo de pan, que ha simple vista se veía que estaba un poco en mal estado y que era desde hace, por lo menos, unas semanas atrás.

Dipper miraba desde arriba a Will, veía como delicadamente agarraba el trozo de pan y como había muecas de dolor al pasar la “comida”, por lo que salió de la habitación y momentos después, entró con un vaso de agua.

— Toma esto, si te doy de comer por lo menos dime que no puedes – Puso una mano en su cintura, con mirada seria y apagada.

— Si, señor... – Respondió el contrario, tomando pequeños tragos de agua y seguidamente morder el pan.

El castaño salió del lugar, dirigiéndose a la sala con pasos pesados, cansados.

Por el contrario, su hermana gemela se encontraba en su habitación, viéndose en el espejo con mirándose con reproche.

— Mabel, Mabel... – Suspiró, tocando sus mejillas – ¿En qué te has convertido? – De sus ojos salieron lágrimas, una tras una, caían en la madera pulida de su tocador.

La mayor de los Gleeful tenia miedo de si misma, odiaba lo que era ahora pero no podía cambiar de la noche a la mañana, y bien sabía que su hermano la odiaría si llegase a ser como antes, cuando era una pequeña.

Recordaba su linda infancia, llena de lujos. Si ella lo quería, lo tenía. Ella y su hermano nunca se quejaron de lo que tenían, pero por la muerte de sus padres que ellos mismos presenciaron...

Algo en su gemelo cambió esa misma noche, dejó de ser el tierno chico que la acompañaba a todas partes y que expresaba cuanto la quería.
Ella, como tonta, prefirió apoyar a su hermano en vez de hacer algo para poder remediar en lo que se había convertido.

Se detestaba por no hacer algo por su querido hermano gemelo, y se detestaba por maltratar a cada una de las chicas de ese pueblo al que fueron llevados por sus tíos.

Suspiró, ya no podía hacer nada, su destino estaba sellado.
Salió de su habitación y bajó hasta la cocina, encontrándose ahí a Wendy, quién con temor le saludo con un sutil “Buenos días”.

~★~

Dipper, sentando en el sofá de la sala de estar, miraba el medallón que su hermana y él poseían, preguntándose si de verdad aquel estúpido e inservible demonio podría hacerlo más poderoso.

Estúpido, inservible y tierno demonio...

Espera, ¿Qué?
Dipper negó mentalmente, no pudo haber dicho esa palabra, eso no estaba en su vocabulario, él despreciaba al demonio, ¿no es así?
Entonces... ¿Por qué él le dió de comer esa mañana y no lo dejaba sin comer o esperaba a que Soos le diera comida?

Si que era un idiota, pensando que ese patético demonio azulado era tierno era para morirse de risa, ni en mil millones de años ese lindo demonio sería...

El castaño prefirió dejar de pensar en eso, o seguiría metiendo la pata en su mismísima mente y lo que menos quería ahora era una pelea consigo mismo.

Publicado: 08/02-2017

[WillDip] - "Eres MÍO." [¡EDITANDO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora