Hola queridos humanos ♥ ojalá hayan disfrutado este fic tanto como yo. Por desgracia este proyecto llega a su final hoy :( pero que conste que mis últimos capítulos siempre son maratónicos, así que pónganse cómodos y vayamos juntos al cierre de esta novela ;D
Deben saber que voy a estar haciendo algunos cambios muy rápidos entre Puntos De Vista en la parte más intensa del capítulo, por lo que en esas partes en lugar de poner "PDV:..." (porque sé que sería bastante tedioso) voy a poner un asterisco (*) y la inicial de la persona en cuyo PDV estamos.
Así que sin más, este es el Gran final ♥PDV: Legolas.
Con la luna brillando en lo más alto del cielo, cuya luz iluminaba todo con un brillo espectral, nos escabullimos con sumo cuidado al interior de la montaña. Tenía que encontrar a Níniel antes de que todo comenzara, necesitaba saber que estaba bien y lo que haría y de ser posible, sacarla de ahí. Con Tauriel cubriéndome, entré rápidamente hasta lo que parecían ser unas cavernas, unos huecos en la piedra que fungían como cuartos. No vi a Níniel en ninguno, pero supe cuál era su lugar cuando uno vi el vestido que estaba usando en el ritual de ese día.
Seguimos caminando más abajo en los niveles y finalmente llegamos a un pasillo desde donde se podía ver hacia abajo todo el ejército que estaba dispuesto a acabar con el reino de Mirkwood y nosotros con él, era gigantesco, una enorme orda. Como si fuera un fantasma del pasado el que me llamara, instintivamente fui hacia una zona más alejada del pasillo, donde la iluminación era bastante limitada. Escuchaba a Tauriel llamarme pero yo sabía a dónde debía ir... Entonces ahí estaba, mi Níniel, mi prometida, mi amada.
-Níniel- susurré y a pesar de ello se hizo eco en el interior de la cueva. Ella no me miraba, estaba de perfil y parecía estar pensando en algo. Usaba un vestido azul con detalles en negro, la capucha la llevaba arriba pero sabía que era ella porque dejaba a la vista parte de su rostro.
-Tomaste tu tiempo, elfo.
-Tuvimos algunos problemas para decidir qué hacer.
-Esperaba que para el anochecer el ejército ya hubiese llegado, a tiempo para detener el ritual y hacer lo que se debiera hacer.
-Yo planeaba detenerlo.
-No hubieras podido- respondió mirándome fijamente por primera vez -. Eres fuerte y habilidoso, pero no invencible... Bernard te habría hecho daño y yo no podría quedarme viendo, nos mataría a ambos.
-Se habría interrumpido el ritual.
-Sin un ejército eso no serviría de nada- ella miró por donde había venido -. Supongo que ya vieron las ordas listas para salir y aniquilarlos.
-Sí.
-Necesitarán algo más que suerte para vencerlos.
-¿"Necesitarán"?- mi tono de voz estaba cargado de rabia mal contenida -. ¿Acaso no estás de nuestro lado?
-No quiero que les hagan daño, es un hecho. Pero si me ven luchando a su lado, van a matarme y tú no podrías soportarlo.
-¿Y tú soportarías verme morir?
-Si las cosas van mal, tengo una oportunidad de negociar por tu vida... Sólo necesito tiempo- bajó la mirada y entrelazó sus manos al frente.
No podía creer lo que estaba diciendo, ¿esta era la mujer de la que estuve enamorado toda la vida?
-No, sólo me has dejado en claro una cosa. No te importamos, no somos nada para ti- alzó la mirada bruscamente, echando hacia atrás la capucha, y se acercó a mí lo suficiente como para ver mi reflejo en sus ojos. Era evidente que llevaba puestos unos tacones bastante grandes ya que nuestras estaturas no eran muy diferentes.
-¿Quieres que te diga la verdadera razón por la cual no dejé que detuvieran el ritual?- yo asentí -. Si Tauriel hubiera intentado bloquear la luz que entraba por el hueco en el muro, la magia que se alzaba ahí dentro le hubiera destrozado el brazo entero para abrirle paso a la luz- yo la miré sorprendido, supo que Tauriel me acompañaba sin siquiera haberla visto -. Sí, sé que Tauriel vino contigo; Thranduil debía traer al ejército de Mirkwood y no confiaría en un enano para hacer esto, tampoco enviaría a Feren contigo por su bajo rango, la opción era Tauriel, alguien capaz de protegerte... Por otra parte, no habrías podido matar a Bernard en ese estado, su alma vulnerable no estaba en su cuerpo durante el ritual; estaba conectado a mí debido al hechizo, se mantenía con vida debido a mí- hizo una pausa, supe a qué se refería -. Si querías matarlo, debías acabar conmigo... Cualquier otro no titubearía para acabar con todos aquellos que estuvieran llevando a cabo un ritual de magia negra aunque yo estuviera involucrada. En cambio tú no podrías hacerme daño... Estarías vulnerable ante cualquier ataque porque tampoco querrías dejarme ahí.
Era imposible, sabía exactamente lo que habría hecho o pensado en caso de no haberme advertido que no intentara detenerlos. La quise tomar del rostro, pero ella dio un paso atrás.
-¿Níniel?
-No te conviene tocarme, la magia sigue haciendo estragos en mí y no quiero hacerte daño- dio media vuelta y comenzó a alejarse.
-Me haces más daño haciéndome esto- se detuvo y apoyó el rostro en las manos.
-Toma un amable consejo de mi parte, Legolas- dijo ella volteando hacia mí -. Piensa en que soy una enemiga de Mirkwood, que entre tú y yo no hay ninguna historia, que no me conoces... Porque cuando llegue la hora, alguien tendrá que asesinarme y si no eres tú, no debes interferir con el que lo haga.
-No puedes pedirme eso.
-No te lo estoy pidiendo, es una simple sugerencia que podría salvarte de un corazón roto.
-¡Legolas!- gritaron a mis espaldas. Níniel miró en esa dirección y yo hice lo mismo, para encontrar a Tauriel entrando en la caverna donde estábamos metidos -. Legolas, hay que salir ya.
Giré hacia donde debió estar Níniel pero se había ido, fui a ver por donde tuvo que haberse ido pero de lejos no pude ver nada.
-Níniel estaba aquí hace un segundo. Hablábamos sobre lo ocurrido- dije con voz entrecortada.
-¿Cómo es eso posible? Sólo te alejaste y entraste aquí. Te seguí al instante, no pasaron más de un breve momento.
La miré confundido, ¿cuánto tiempo había pasado? ¿Era acaso parte de la magia que aún vibraba en ella? Era improbable que lo hubiese imaginado, ella parecía tan real...
-Yo sé lo que ocurrió. Me pidió que dejara que la asesinaran y que no interfiriera, fuera quien fuera- no dijo nada, sólo me miraba con expresión triste y me puso una mano en el hombro.
-Cuando la conocí estaba realmente celosa, no podía creer que hubiera captado tu atención y yo no. Pero me di cuenta de que junto a ella te veías feliz, más de lo que jamás te había visto. Sólo quería que estuvieras contento junto a quien amabas y que sé que te amaba de igual forma, en especial porque ella era la clase de mujer perfecta que mereces y que todos quisieran a su lado... Ahora, con todo lo que está pasando, ya no sé qué pensar al respecto.
-Tauriel, yo la amo- intenté contener el temblor en mi voz pero era imposible -. No quiero perderla de nuevo, no después de devolverme la esperanza... No quiero verla morir sabiendo que pude hacer algo para salvarla.
-Vamos a salvarla- dijo ella con determinación -. Hallaremos la forma.
-Para eso necesitamos un ejército y aún no están aquí.
-Salgamos para encontrarlos en cuanto lleguen.
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Las Estelas Élficas (Novela Corta) --- Terminada.
Fanfiction-¡Oye tú, flamante rubia! No deberías andar desarmado ni en tu propio campamento- le grité sólo para molestarlo... -¡No puede ser!- estaba boquiabierto, me rodeó con los brazos fundiéndonos en un fuerte abrazo -. No puedo creer que seas tú. ¡Mírate...