Te lo prometo

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Hola humanos, llegó la continuación del Flashback. Que lo disfruten n.n

PDV: Níniel.
-Asegúrate de subir el brazo un poco, justo aquí- sentía la respiración en mi oído al susurrarme las instrucciones en él. El contacto de sus manos con mis brazos era apenas un roce, pero era firme. Me ayudaba a perfeccionar el tiro con arco en forma estática ya que era lo único en lo que fallaba de vez en cuando -. Respira, no hay presiones. Suéltala cuando te diga, pero dime cuando estés lista. Recuerda el viento.
-Estoy lista- murmuré.
-Suéltala.
La flecha voló directo al centro y partió por la mitad la flecha que él había lanzado unos momentos antes.
-¡No puede ser! ¡Lo logré! Por fin lo logré, Legolas- exclamé poniéndome de pie de un salto igual que él. Antes de que me diera cuenta, estaba abrazándolo con fuerza, colgándome de su cuello. Él me puso las manos en la cintura y luego me rodeó con los brazos y rió -. Gracias, Greenleaf. No estarán decepcionados de ti mañana en la prueba.
Me di cuenta que era la primera vez que lo abrazaba de ese modo, algunas veces me había rodeado los hombros con el brazo o por la espalda para inmovilizarme en las prácticas, pero jamás nos habíamos abrazado así, con nuestros cuerpos totalmente en contacto con el del otro. Me alejé de inmediato y lo observé.
-¿Qué ocurre?
-¿Qué sucede contigo? Estás distante, no pareces tú.
-No quiero hablar de eso, Níniel, dejémoslo así- tomó su carcaj y su arco y se alejó -. Buen tiro, por cierto.
-¡Legolas!- grité y al ver que no se detenía, suspiré fastidiada.
-Vi que lograste ese tiro que tanto te había costado- la voz de Kala me hizo girar, venía escoltada por nuestros hermanos -. Felicidades, harás una buena demostración mañana.
-Si fuera posible, pediría que todos hiciéramos la demostración. Sólo tenía que entrenarme a mí y no tuvo problema en enseñarles también a ustedes- suspiré.
-¿Por qué se ha ido tu novio, que le hiciste?- preguntó Tiberius haciendo un movimiento con la barbilla hacia donde Legolas se había ido, dejándome parada.
-¿Perdón?- atiné a decir.
-Por favor, han pasado juntos los últimos 10 años, es lógico que te agrada demasiado- se encogió de hombros Frink.
-No es verdad- dije atónita. ¿Era de verdad tan obvio? -. Iré a buscarlo, me preocupa que su mal humor tenga que ver con la visita de Thranduil.
Di media vuelta y corrí para seguirlo, sabía dónde estaría. Al asomarme tras los arbustos, lo vi sentado sobre un montón de rocas junto al río que cruzaba el reino, mirando la nada.

 Al asomarme tras los arbustos, lo vi sentado sobre un montón de rocas junto al río que cruzaba el reino, mirando la nada

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-Sigues siendo igual de terca que antes, preciosa. Te dije que no era nada- dijo sin voltear a verme.
-Sabías que vendría- no respondió. Dejé caer mis armas junto a los arbustos y avancé hasta las piedras y me senté junto a él, recargué mi cabeza en su pecho para escuchar sus latidos y le tomé la mano -. Si querías estar sólo tal vez no debiste venir a donde siempre vienes cuando te frustras por mi culpa.
-No es que me fruste por tu culpa, es sólo que hay veces que quiero alejarme de todo esto.
-¿De nosotros?
-De ti, cabeza hueca, no quiero apegarme demasiado a ti. Eres mi amiga y hemos aprendido el uno del otro todo este tiempo, pero no será por siempre. Lo sabes, ¿verdad?- sentí un nudo en la garganta... Era su amiga, no pensaba en mí de ninguna otra forma.
-¿A qué te refieres?
-Mañana probarán tus habilidades, y será todo, yo volveré a mi vida y ustedes a la suya. Finalmente se librarán de mi presencia.
-Yo no quiero librarme de ti, me gusta que vivas con nosotros. Es divertido tener a alguien con quién hablar.
-Yo también disfruto estar aquí.
-Seguiremos siendo amigos, ¿no es cierto?
-Mi padre quiere que vuelva al palacio y tome de esto lo único que me sirva para mi formación, nada más... Pero por ti podría desafiar ese ideal.
-¿Lo prometes, aunque eso te cause problemas?- pregunté extendiendo el meñique.
-Te lo prometo- enganchó su meñique con el mío y sonrió -. Por ahora, ¿te parece si continuamos practicando?
-Preferiría tomarme la tarde. Ven conmigo al bosque, apuesto a que será divertido escalar los árboles.
-Siempre te gano escalando- alardeó poniendo las manos entrelazadas detrás de la cabeza.
-Según recuerdo, yo soy quien cuida que no te caigas, rubia.
-Te detesto, Níniel- masculló.

Las Estelas Élficas (Novela Corta) --- Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora