Trato y enfermedad

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   -Quedan 15 minutos...- Ángel estaba controlando el tiempo para otro ataque de su extraña Cefalea en racimos, cada 1 hora o 1 hora y 15 minutos sufría un gran calvario al que él pensaba, estaba destinado para el resto de su vida. Pasaron 15 minutos y un momento de tensión lo invadía, aunque estaba listo, tenía una almohada para morder y música fuerte para que sus gritos no los escucharan sus vecinos. Este ritual lo hacía desde que tenía 5 años, su familia no lo apoyaba mucho, ya que solo era su hermana mayor y su tía.

   En cada ataque que sufría el entendía a su padre, que se había suicidado por la misma enfermedad que el, el lo cataloga como un cobarde ya que no tuvo el valor para enfrentar a una familia solo después de que su pareja haya muerto en el parto.

   La tía y la hermana mayor se quejaban por los gritos de Ángel cada vez que tenían la desgracia de escucharlos, la tía se llamaba Mónica y era una soltera de 60 años que se dedicaba a sus sobrinos, trabajaba 12 horas al dia y cobraba un sueldo bajísimo en la fábrica , Catalina, que tenía 19 y Ángel, que era un adolescente de 14 con mente de alguien de 45, era muy maduro pero a la vez sentimental y serio, le costaba expresar emociones que no sean alegría o pena.

   Los ataques de Angel duraban de 2 a 5 minutos, cuando acababan, tenía una rutina de acostarse a mirar televisión y tocar el bajo o la guitarra, algunas veces se quedaba dormido y otras simplemente cerraba los ojos para disfrutar de calma y paz. Esta vez se quedó dormido muy profundamente. 

Una luz brillante. 

Él sintió el alivio de la muerte por algunos segundos, pero no, era Marcel, un demonio realmente hermoso, venía en son de paz, o no, no se notaban bien sus intenciones.

- Hola Angel, vengo a ofrecerte una oportunidad imperdible que conociendo tu gran inteligencia dudo que rechaces -Sonaba como uno de esos ofertadores de televenta, Ángel lo miraba con inseguridad- ¿Porque me miras así? Ah, disculpa mis modales, no me he presentado todavía, mi nombre es Marcel, soy un simple ser con intenciones muy buenas.

-¿Y que venis a ofrecer?- Dijo Ángel con simpleza y con cierto desinterés e indiferencia. Angel y el demonio se encontraban en un salon blanco, que al parecer no tenía fin, el silencio era tan grande que si alguien respiraba al otro lado del salón infinito, se escucharía.

-Vengo a ofrecerte algo que estuviste esperando toda tu vida.- dijo Marcel con una sonrisa notablemente fingida.

-Espero que sea la muerte- dijo Ángel con esperanza de que el demonio crea que es sarcasmo. 

Marcel levanta las cejas. 

Carcajea. 

Ángel le sigue con una carcajada demasiado incómoda. 

La risa rara de Marcel se torna fingida. 

Luego de los 15 segundos más largos de la vida de Ángel, Marcel cesa la risa, con algunas lágrimas en los ojos, se torna serio increíblemente rápido. "Este tipo tiene que ser actor" pensó Angel.

-La muerte todavía no, hoy vengo a ofrecerte lo que me pediste hace un tiempo.

-¿Que cosa?-Ángel recordó que siempre pide nunca más sentir dolor, no sabía a quién se lo pide, tal vez solo le hablaba al aire.

Marcel se queda mirando muy fijamente a Angel por algunos largos segundos.

-Ah, ya se.- Agregó Angel.

Marcel seguía con la mirada fija. Sus labios. Algo ocurría con sus labios. Él susurra:

-¿Que cosa sabes?

Ángel no estaba seguro de contestar teniendo en cuenta lo incómodo que se había tornado la conversación.

-Mi dolor... -Dijo aun mas bajo Angel. No estaba seguro, era probable que solo venía a llevarlo, pero que le gustaba jugar con las mentes de las personas.

Marcel volvió a reír aún más fuerte que la vez anterior, solo que ahora estaba asintiendo con la cabeza y aplaudiendo.

El dolor se fue de viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora