Nico, no te vayas.

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Nico, no te vayas. 

Estas fueron las únicas palabras en la mente de Ángel durante un largo rato. 

 Nicolás por fin llegó de comprar. Entró a la pieza del hotel sonriendo, puesto que hoy iban a ir hacia el cementerio judío.

El joven argentino se encontró con Ángel, quien estaba llorando. Los dos se abrazaron y no mediaron palabras.

Ángel estaba quebrantado, pero no sabía si decirle o no lo que se había enterado ayer a la noche.

Decidió no decirle, pero sabía que un dolor de panza lo iba a invadir por el resto de la aventura.

Se estaban preparando mentalmente para salir hacia el cementerio. Los dos estaban sentados comiendo mientras miraban la televisión en alemán. Ángel observó a Nico y sintió que debían conocerse: 

- Nico.

-¿Qué?

-¿Qué querés ser cuando seas grande?

-Técnico en computación. 

-¿Y tenés planeado para, quizás, algún día, perder tu virginidad?

Nico se empezó a reír y contestó: 

-Me lo han dicho muchas veces en el colegio. 

-Uy, ¿Te importa que te lo digan?

-No, si fuera así probablemente no seguiría vivo.

Ángel quedó perplejo. Quiso entender de dónde venía tanto, así que preguntó lo siguiente:

-¿Me podrías resumir tu vida, por favor?

-Con gusto. -Nicolás tomó aire y buscó la forma de expresarse- Todo empezó cuando tenía 3 años, mi mamá murió, y entonces quedé a cargo de mi viejo y mi tío. 

Ángel asintió con cierta dificultad. Nicolás tomó una pausa dramática y tragó sus lágrimas, así pués, siguió contando:

-Entonces mi tío y mi papá abusaron de mí. 

Ángel contenía el llanto, principalmente por la naturalidad con la que contaba esto Nicolás. 

-Fui víctima de violencia doméstica y de violaciones sexuales hasta los 12 años. Luego mi tío y mi papá se pelearon, y estos dos murieron, uno en el acto y otro por heridas posteriores a la pelea. Nadie quería hacerse cargo de mí, así que viví en las calles durante 3 años, mientras me drogaba y arruinaba mi vida de otras diferentes maneras.

Demasiada información para el cerebro de Ángel.
De manera estúpida y precipitada, Ángel intentó desviar el foco de la conversación:
-Uy, que terrible. Bueno, Nico ¿Qué te gustaría ser?
-¿Ahora?
-Si, ahora, decime que te gustaría ser.
Pausa para pensar.
-No se me ocurre nada, ¿Vos?
Ángel sonrió y dejó de comer para mirar a Nico y expresar con su cara una gran emoción.
-Quisiera ser un niño.
-Tengo computadora, si queres te instalo el Minecraft.
Ambos rieron.
-¿Y qué tiene de especial ser un niño?
-Mirá Nico, ser niño es vivir la vida muy feliz. Sin importar nada de lo que opine el otro, vistiéndote como vos quieras y sin preocuparte por lo que pueda pasar.
-¿Y qué harías para ser feliz?
-Hacer lo que mas te gusta.
Los dos sonrieron y dijeron al mismo tiempo "La música", se rieron y siguieron con su comida.
Su sonrisa se transformó en angustia. Ese flacucho llamado Nico no iba a acompañarlo en su aventura. Angustia.
Estos momentos lindos le hacían recordar a Ángel lo mucho que va a extrañar a Nico.
Pensamientos oscuros invadieron a Ángel: "Marcel, Marcel es el culpable de esto, o tal vez sea yo, coño, yo lo hice venir hasta acá, de cualquier manera me parece muy injusto que muera, no se lo merece, mejor matame a mi. No puedo vivir así ni un día más, para que lo conocí si se va a morir. Debería suicidarme. No hago absolutamente nada bien, consigo a una persona maravillosa y la termino matando solo por traerla a este estúpido viaje. Sufrió mucho. Mejor llevame a mí. Ya no vale la pena. Nico, no te vayas. Nico, no me dejes solo. Nico, por favor".
La televisión seguía prendida y Nico estaba comiendo. Una mesa, dos platos, y cuatro cubiertos. Una situación típica.
La garganta de Ángel se cerró. Unas lágrimas cayeron en el plato de Ángel.
Mas lágrimas invadían su plato.
Nico, no te vayas.
Se preparon las mochilas para salir al viaje.
Nico, no lo dejes solo, no te vayas, por favor.

El dolor se fue de viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora