Capítulo 8

4.6K 141 5
                                    

Sonreí, ella no quería que me fuera. La apreté más contra mi pecho. 

-Tu hermano ahora vendrá a ver que me pasó, lo sé. -No me importa mi hermano ahora mismo.  -Sabes que pronto tendras que arreglas todos tus problemas con él, pequeña. 

-No hablemos de él, me enferma. ¿Todavía cantas, Maxi? -Sí, incluso he escrito bastantes canciones.

-Ella sonrió. 

-¿En serio? ¿Me las podrías mostrar algún día?

-Dijo emocionada. Si supiera que las escribo para ella..  -Claro que sí.

-Dije dudoso. 

-¿Paula? -Dijo Ryan desde afuera.  -Espera, yo resuelvo esto. -Me separé de ella y fui a abrir la puerta. 

-¿Qué mierda estás haciendo aquí, Maxi? O Paula, ¿ahora es una rutina meter a chicos a tu habitación? -Dijo mirándola. No voy a dejar que le hable así.  -

Allá abajo estabas diciendo lo muy imbécil que has sido con ella. ¡Y mira! Lo sigues siendo. ¿Cómo le puedes hablar así? Controla tus malditos impulsos.

-Él bajó la mirada y le pegó a la pared antes de salir y cerrar la puerta de un portazo.  -Él tiene que aprender a controlarse. -Dije mientras me sentaba a su lado. 

-Supongo... -La abracé.  -Nada de lo que dice es verdad. -Dije dándole un beso en la cabeza. 

-Gracias, Maxi. 

-¿Por qué?  -Por escucharme y comprenderme. 

-Siempre que necesites a alguien puedes buscarme.

-Ella sonrió. Verla sonriendo me hace sentir tan completo.  ---------------------------------------------

Paula.

Después de que Maxi se fue, lo primero que hice fue llamar a Danielle y contarle. Ella no dejó de decir lo hermoso que había sido conmigo y yo estaba de acuerdo con eso.  Me bañé y me cambié para dirigirme a la escuela. ¡Quería verlo! Sí, eso quería. Ignoré a mi hermano por completo que me llamó varias veces desde la cocina y empecé mi camino hacia la escuela. Minutos después llegué y me acerqué a mi amiga que estaba en la salida esperándome.

  -Amiga, ¡hoy saldré con Erick! -Dijo abrazándome feliz. 

-Sí, ya lo sé. Ayer me lo dijiste como, ¿mil veces? -Dije riendo.  Entramos a la escuela y empezamos a guardar nuestros libros. Los pasillos estaban llenos, como todos los días. Unos se besaban, otros hablaban y otros estudiaban.  A lo lejos pude ver a un chico alto, cabello rubio y ojos verdes que me pareció bastante conocido.  -¿Ese no es Dylan?

-Dijo mi amiga mirándolo. ¡Cómo olvidarlo! Dylan, uno de los enemigos más grandes de mi hermano y sus amigos. El año pasado se había ido a New York con su madre, pero al parecer volvió y se quedará. Sólo espero que no tengan problemas como alguna vez los tuvieron. En especial Maxi, que a veces puede ser muy agresivo.  Hablando de Maxi, venía caminando e ignoró a Dylan y todas las personas que tenía a su al rededor, siguió caminando y me miró. Sonrió y se acerco a mí. 

-Buenos días pequeña. 

-Buenos días Maxi. -Dije sonriendo. Ya me imagino como estarían mis mejillas de rojas. 

-Ay amiga. No puedes estar más enamorada. 

-¡Mira quien habla!

-Dije riendo. Pronto sonó el timbre. Hora de empezar las clases.  Después de varias horas de aburridas e infernales clases, ya nos encontrábamos en la hora del almuerzo. Estaba sentada en una mesa con Danielle mientras miraba a Maxi y él una que otra vez me regalaba una sonrisa, yo se la devolvía. Aunque Melody estaba con él a su lado. Pero no debería hacerme ilusiones, yo para él sólo soy la hermana de su mejor amigo. Nada más.  Dylan entró con unas cuantas chicas a su lado, todos se fijaron en él. 

-Todas parecen idiotas detrás de él.

-Dijo mi amiga mientras comía.  -Lo sé. Esperame, botaré esto.

-Cogí mi bandeja y me levanté. Cuando la boté, sentí una mano en mi hombro y voltee. 

-Paula, sigues siendo la misma chica hermosa de siempre.

-Dijo Dylan sonriéndome.

Eres Mi PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora