Capitulo 30

2.8K 157 4
                                    


Me levanté muy temprano a arreglarme. Tenía que verme presentable para la madre de Maxi.

¡Dios! Estaba tan nerviosa

Después de darme una larga y relajante ducha, decidí ponerme un jean, con un suéter blanco y una bufanda roja. Hacía bastante frío hoy.  Bajé a la cocina y de tan sólo ver a mi padre ahí, me tensé. 
"Tú puedes, Paula ." Me dije a mi misma y suspiré. 

-Buenos días.
-Dijo sonriéndome y yo no pude evitar ponerme más nerviosa. 
-Buenos días.
-Dije seca. 
Saqué una manzana de la nevera y me senté en el mesón a leer una revista. 
-¿Eso es lo único que vas a comer? ¿No quieres que te prepare algo?
-La verdad es que mi padre era un muy buen cocinero, pero no quería nada. Por simple orgullo. 
-No. Gracias, igual.
-Dije y me bajé del mesón para subir a mi habitación.

¿Cuándo se irían de aquí? ¿Cuánto tiempo piensan quedarse? ¿Es que acaso no entienden que no los quiero aquí?  Aquí. La casa que mi padre compró. O sea, la casa de mi padre. Mierda.  De igual manera, no soporto la idea de tenerlos aquí.
Si no fuera por Ryan.. Ryan, ¡Ryan! ¿Qué habría pasado ayer?  Entré a su habitación y lo vi profundamente dormido. Moría por saber que había pasado ayer. 

Me mataría, lo sé.  Empecé a saltar en su cama mientras gritaba que se levantara, incluso me tiré encima de él. 

-¡Basta! ¡Juro que te voy a matar si sigues así!
-Gritó.
Seguí saltando y él me agarró una pierna haciendo que cayera, soltando un grito. 
-Eres la peor, lo juro.
-Dijo sentándose en la cama mientras frotaba sus ojos.
-Cuéntame, ¿cómo te fue ayer?  El me sonrió de oreja a oreja. 
-Lo vamos a intentar.
-No pude evitar sonreír también. ¡Ryan en una relación, sí! No más chicas.
-¿Y quién es? Digo, hay muchas chicas llamadas Lindsay aquí. 
-Lindsay Olinger.
-Maldita sea, esa es la chica del grupo de Melody. Meldoy, Barbara y Lindsay, son inseparables.

  Suspiré.
  -¿Pasa algo?
-Preguntó.
-Sólo que esa chica no me cae muy bien.
-Eso es porque no la conoces. Vas a ver que te caerá muy bien si le das una oportunidad.
-Dijo sonriendo.
-Nunca antes te había visto defender a una chica. 
-Siempre hay una primera vez.
-Sonrió.

Mi hermano está enamorado. O algo así.  Lo dejé dormir un poco más y me encerré en mi habitación.
  Le mande un mensaje a Maxi, la verdad es que no quiero que se repita lo de ayer. 
"Voy caminando hasta tu casa y de ahí, nos vamos a donde tu madre. No quiero que nos vean otra vez y empiecen a sospechar. De esa si no nos podremos salvar.

Maxi me respondió al instante.
  "No. No quiero que vengas sola caminando. Prometo ser cuidadoso."  "No, Maxi. Tengo 16 y me sé cuidar sola.
No me pasará nada y tu casa no queda muy lejos." 
"No."  "Sí."  "No."  "Voy a salir y ya no tendrás opción. Nos vemos en tu casa." 
"Paula , no. Si quieres voy en la moto." 
"¿Es que acaso estás loco? Nos verán."  "No quiero que te vengas caminando.
Aparte hoy hace mucho frío y parece que va a llover."  "Entre más rápido vaya a tu casa, mejor.
Por favor, antes de que llueva." 
"No." 
"Sí."
"No."
"Sí. Ya voy saliendo."
  "Ugh. Estaré esperándote afuera. Primera y última, pequeña."
  "Está bien." 

Caminé lo más rápido que pude hasta la casa de Maxi, no me quería mojar. Hacía bastante frío y el suéter y la bufanda no eran suficiente, así que me abracé a mí misma. 

Después de unos cuantos minutos, llegué y como Maxi había dicho, estaba apoyado en el Jeep perdido en sus pensamientos.  Me acerqué a él y le di un beso en los labios. 
-No puedo creer que lo hayas hecho. Te vas a enfermar. 
-Estoy bien. Aunque hoy hace más frío que nunca.  Él me abrió la puerta del auto y yo entré. Él hizo lo mismo. 
-Estás hermosa hoy.
-Dijo mirándome de pies a cabeza. 
-Gracias, en verdad quiero darle una buena impresión a tu madre. 
-Lo harás, sólo tienes que ser tú.
-Dijo dándome seguridad.  Tenía muchas preguntas pero no quería empezar con un interrogatorio.
Pero tenía tantas dudas. 
-¿Tu madre vive sola? -Pregunté. 
-Sí. 
-No entiendo por qué no vives con ella. ¿No crees que necesita tener a su hijo a su lado?
-Si yo tuviera la oportunidad, pasaría tanto tiempo con mi madre.
-Me gusta vivir solo y no lo sé.
-Respondió sin más. Y sé que eso no era. Hay algo que él no me ha contado y ese algo le incomoda bastante.  Supongo que algún día tendrá la confianza suficiente para contarme. O eso espero. 
Habíamos llegado. La casa era grande, pero no más que mis nervios. 

Eres Mi PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora