Capítulo 34

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Keaton estaba en la puerta, mirándome con furia.
Me podrías explicar qué acabo de ver?
-Preguntó serio. Él estaba furioso y claro, cómo no.
-No es tu puto problema, Keaton. No te metas en esto.
-Dije seco. 
-¿Sabes en qué problema te metiste? Ryan no tiene idea de esto, ¿verdad? 

-No, Keaton. Y repito, este no es tu puto problema. 
-No, no lo es. Pero Ryan enloquecerá cuando se entere. Te metiste con su hermanita.
-No es nada una maldita aventura si es lo que piensas, Keaton. Yo la quiero.

-Dije y Paula  apretó mi mano. 

-No seas ridículo. Te atraen las chicas que sabes que serán difíciles de conseguir, pero sabes que las conseguirás, porque tienes el ego demasiado alto. Y sí, las consigues y una vez que obtienes lo que quieres, las dejas. Eso es lo que has hecho siempre. Y Ryan no estará muy feliz de que lo hagas con su hermana.

-Dijo Keaton acercándose a mí.  La furia se apoderó de mí. ¿El qué sabe? ¿Él acaso tiene alguna idea de lo que yo siento por ella? ¿Él acaso cree que sólo quiero pasar una noche con ella para después dejarla?  Lo empujé haciendo que se golpeara contra la pared.
-Tú no tienes ni puta idea de nada. 

-No, no, no ¡Maxi , no!
-Dijo Paula  apartándome de él.

-No puedo creer que traicionaste a Ryan así. Te arrepentirás. 

-Tú no sabes nada, Keaton.

-Dijo Paula  y me sorprendí. No quería que ella se metiera en esto, pero, ella sabía que nada de lo que dijo Keaton era cierto.  Ella sabe que todo es diferente.

-Tú también te arrepentirás mucho, Paula . Maxi  no es la clase de chico quien crees que es. ¿Por qué no sales con un chico de tu edad? No sé, uno que no te vaya a traer muchos problemas. Deberías buscar un chico en quien puedas confiar. 

-Yo confío mucho en Maxi  y es el único chico con quien quiero estar.

-Dijo paula bastante segura y no pude evitar sonreír.  Alex y Ryan entraron a la cocina y me tensé. Espero que Keaton no vaya a abrir la boca. 
-¿Qué hacen aquí? -Dijo Ryan y ninguno de los tres respondimos.  Keaton me miraba fijamente. Maldita sea, las ganas que tengo de patearlo y que se arrepienta de todo lo que dij...  -Yo ya me iba.
-Dijo paula saliendo de la cocina y subiendo.  Más personas se enteraban y podía sentir los problemas acercarse.

~*~

Desde que Paula está a mi lado, cambié muchas cosas, para bien.  Gracias a ella, me siento mucho más unido a mi madre. Aunque no voy a mentir, me molestó cuando dijo que por qué no vivo con ella y le hago compañia, ya que ella vive sola.  Supongo que odio que me digan la verdad o que me pregunten acerca de mis decisiones.  Pero esa niñata de cabello castaño claro hizo que cambiara de opinión acerca de muchas cosas. Y ella tenía razón. Debía aprovechar todo el tiempo posible con mi madre y para ser sincero, se siente bien estar a su lado.  -¿Llamaste a mi madre para decirle que vamos en camino?

-Le dije a Paula  mientras conducía y ella llevaba un pastel de chocolate en sus piernas.  Esos eran los favoritos de mi madre. Sé lo feliz que se pondrá cuando se lo lleve.

  -Sí, se puso muy feliz porque vamos a visitarla.  Cuando llegamos a casa de mi madre, el móvil de Paula  empezó a sonar. Al parecer era un mensaje de texto. Un mensaje de texto que la dejó completamente muda y sin respiración. Sabía que algo pasaba. 

-Paula , ¿pasa algo? -Pregunté y ella ni siquiera me miró. 
-Paula , vámonos de aquí.
-¿Qué? ¿Por qué? -No entendía nada de lo que pasaba.  -Sólo vámonos.
-Dijo y estaba segura de que no iba a bajar del auto.  ¿Qué era lo que pasaba?  Bajé del auto y abrí su puerta. 
-Está bien si no me quieres contar, pero si quiera déjame llevarle esto a mi madre.
-Dije cogiendo el pastel y dirigiéndome a la puerta.
-¡No, no, no! ¡Maxi , no!

-Dijo  Paula agarrando mi brazo, obligándome a parar. 

-¿Qué es lo que pasa, Paula ? -Dije serio.  -Vámonos. 
-Está bien, Ryan puede esperar un momento si es por eso que estás así. Sólo déjame entregarle esto a mi madre.
-Dije sacando las llaves de mi bolsillo y abriendo la puerta.  Mi madre me había dado unas llaves por si algún día eran necesarias.  Entré y el olor a café fue lo primero que noté. Mi madre era adicta al café y a escribir. Sabía perfectamente donde estaba.  Me dirigí a la pequeña sala donde mi madre suele escribir y abrí la puerta con cuidado.  Ella estaba dándome la espalda mirando alguna serie pero había alguien a su lado. Era alto y tenía el cabello negro.  No, no. Imposible. Sólo son ideas mías.  Dejé el pastel sobre la mesa y ninguno de los dos se percató de mi presencia. 
-Mamá... -Exclamé, algo bajo pero lo suficiente para que mis dos acompañantes escucharan.  Sentí que Paula  se acercó a mí, agarrándome de la mano.  Los dos voltearon lentamente y sentí que dejaba de respirar. La sensación de creciente pánico, que me estaba haciendo retroceder a los últimos años, comenzó a agitarse de nuevo. Sentí que mis piernas tembablan.  Paula  me abrazó y me dijo al oído que no teníamos que estar aquí.  Mi madre no dijo nada y él..

-Dios, estás tan grande.. Eres todo un hombre, Maxi . -Dijo Aaron, el señor que solía ser mi padre.  -¿Qué mierda haces aquí? ¡Vete! !vete! -Grité lo más alto que pude y Paula  me apretó con mas fuerza.
-Paula , vámonos.. Por favor. -Suplicó Paula . -¿Tú eres su novia? -Dijo mirando a Paula  y sonriendo- Definitivamente tienes el buen gusto de tu padre, hijo. -No me vuelvas a llamar hijo, ¡tú no eres mi maldito padre! Si no quieres que te golpee, lo mejor es que salgas de aquí lo más rápido posible. -Dije con furia acercándome a él y mi madre se metió entre nosotros. 

-¡Maxi, ya! -Gritó mi madre asustada.  -Cálmate, necesito hablar contigo, Maxi. Hay muchas cosas que tengo que contarte. -Dijo el relajado. Eso era lo que más me molestaba. 

-Tú y yo no tenemos nada que hablar.  Esto era un desastre. No podía estar más aquí. Mi madre no estaba consciente de lo que me él me hizo todos estos años, siempre defendiéndolo.  Cómo si yo pudiera olvidar, o incluso peor, perdonar.  Agarré a Paula  de la mano con fuerza y la llevé hasta el auto.  Ella estaba asustada, lo sé.  Cerré la puerta con fuerza y Paula sobresaltó. 

-Maxi ... Yo... Es mi culpa... -Dijo entrecortada.

-¡No, Paula ! ¡No es tu maldita culpa!
-Grité- Tú me dijiste que no entraramos y yo no te hice acaso. No intentes culparte, ni siquiera te metas en esto.  Paula  miró a la ventana y sentí sus sollozos. Ella estaba llorando y odiaba sentir que yo era el culpable.  -Pequeña... 
-S-sé exactamente como se siente, Paula .
Sé exactamente lo que sentiste cuando lo viste después de mucho tiempo, cuando decidió irse, luego volver empezar de nuevo, como si nada hubiera pasado. Cuando decidió alejarse y hacerte sentir que no valías la pena. Sé exactamente lo que se siente no saber qué hacer, si perdonar, olvidar o seguir guardando todo ese odio. Tantas cosas que quieres gritarle y ninguna sale de tu boca, porque te sientes débil, o tal vez sientes miedo. Es ver a esa persona y saber lo mucho que ha cambiado todo y saber que no puedes hacer nada para mejorarlo. Es la maldita impotencia de querer que te abrace y que te diga que todo va a estar bien, pero guardas tanto odio dentro de ti que ni siquiera puedes verlo. Sé exactamante cómo se siente.  Las lágrimas corrían por mis mejillas. Todo lo que había dicho era cierto, todo era.. Exactamente lo que sentía.  Paula  sentía lo mismo que yo y de sólo pensar que ella se sentía así, no lo suficientemente buena, me mataba por dentro. Porque así me sentía yo.  Me acerqué a ella y sequé sus lágrimas. 

-Yo, lo siento.. Sólo necesitaba desahogarme. -Dijo y bajó su cabeza- No quiero sentirme más así. 

-Tenemos que cambiar esto. No podemos seguir así, no podemos guardar tanto odio...  -Hay que perdonar.
-Dijo segura de su respuesta.  ¿Perdonar? No. Eso es imposible.
-No, nunca. ¿No viste como reaccioné? No puedo Paula , es imposible.

-Maxi ... Seguir así sólo te lastimará más.  -Prefiero que me lastime a perdonar a ese imbécil. 
-Maxi .. Sé que no es fácil. Pero después de todo, ellos están aquí, ¿no? Sé que es demasiado hipocrita de mi parte decirlo, pero pienso en eso todas las noches y por muy difícil que sea, lo mejor es eso. Vamos a intentarlo Maxi .

-Va a ser muy difícil y tomará su tiempo.
-Ella sonrió. Sabía que para mí no era fácil.  Para ninguno de los dos. 
-Prometamos que lo intentaremos.
-Dijo ella mirándome fijamente. 
-Sí, intentaremos.  Esto sería demasiado difícil, pero sabiendo que tenía su apoyo y que ella también lo intentaría, me hacía sentir mucho mejor. 
No estaba solo en esto.

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