Levanner

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                                                Él.

Está encima de mí y levanta la cabeza.

Me quedo mirando sus ojos hipnotizado no son completamente verdes, tienen como unas motitas de un color más azulado. Hermosos.

- Lo siento -dijo de repente, levantándose lo más rápido posible. Debo admitir que algo extraño sentí por su rechazo.

-No importa - sonreí lo mas creíble posible- Fue mi culpa

- Ok hay que centrarse, lo primero es lo primero, tenemos comida para una semana, linternas y velas, botellas de agua ya que sin luz pronto las reservas de agua dejaran de funcionar y sólo tendremos durante un par de días antes de que no funcionen más.

-Exacto, deberíamos quedarnos en mi departamento queda más cerca que tu casa.

- Creo que por hoy está bien, mañana iré a mi casa a buscar ropa y esas cosas. Deberíamos ir a buscar el auto pueden robarme...-Dejo de hablar y yo levante una ceja divertido.

-¿Robártelo? Los únicos ladrones que yo veo aquí somos nosotros- Reímos.

-No somos ladrones, no hay nadie a quien pagárselos

- Muy buen punto señorita.

Me regaló una bella sonrisa y fuimos en busca de su auto decididos a volver a mi departamento con todo lo que teníamos. Esta noche la pasaríamos ahí. Ni ella ni yo queríamos sentirnos solos. Además que era una buena compañía.

Dejó el auto estacionado y subimos las escaleras. Yo quise subir por el ascensor pero cuando estaba a punto de tocar el botón recordé que no había luz y me sentí tonto. Afortunadamente ella no se dio cuenta de mi deficiencia por un momento.

Había algo raro esta vez, ahora sí había ruidos pero no precisamente de humano, sino que de animales, al parecer ellos también se sintieron solos sin compañía de nosotros ni nuestros intentos por matarlos. Animales suicidas. En busca de sus depredadores.

Pero no era el típico sonido de un perro ladrando o algún lobo aullando.

Miré para ver si encontraba algo con la vista, empecé a rastrear con la mirada cada milímetro, cada centímetro, busqué hasta donde mi vista alcanzaba a ver. Nada. ¿Era obra de mi imaginación?

Sentí un poco de miedo por lo que cerré la puerta de la entrada atravesando las manillas con un palo de la escoba que ocupaba el conserje para mantener esto limpio. Lástima que no esté.

-¿Por qué pones eso? –preguntó ella, por un momento se me había olvidado su presencia, lo que me hizo sentir culpable –

- ¿No los escuchas?

-¿Escuchar qué?

Al parecer sí me estaba volviendo loco, ¿cómo era posible que ella no los escuchara? A lo mejor sólo estaba entrando en pánico y sí era obra de mi imaginación.

-Creo que sólo me lo imaginé, pero de todas formas debemos tener cuidado no queremos que un zombie nos coma el cerebro mientras dormimos – le dije en tono de broma.

No quería preocuparla, ya era bastante con lo que estaba sucediendo, con esta broma de mal gusto.

Llegamos a mi departamento, lo abrí sin problemas y distribuimos todo. Le plantee que ella ocupara mi cuarto y yo me quedara con el sillón. Ya lo había usado varias veces y no porque tuviera visitas, sino que había noches en las que no podía dormir bien. Pesadillas recurrentes. Y me quedaba en mi sillón mirando hacia la ciudad. Se me hacía grato momento, me gustaba contemplar las estrellas de noche, localizar cada constelación, ver cada fase de la luna, las lluvias de meteoritos no me las perdía por nada y los atardeceres menos. Aunque muchas veces sí lo tenía que hacer, por temas de trabajo. No me alcanzaba el tiempo para contemplarlos, por eso cuando tenía la oportunidad de verlos no me lo pensaba dos veces.

-No, ambos dormiremos en una misma habitación.- sonaba bastante decidida

-Bueno, por mi parte no hay problema ¿mi habitación o mi living?

-Prefiero tu living. Tienes una hermosa vista, no hay que desaprovecharla.

ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora