Levanner

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                                                Él.

Estaba en la barra con una cerveza en la mano, No era mi intención emborracharme, solo venía a acompañar a mi mejor amigo. Ni ganas de estar aquí tenía.

Unas butacas más a la derecha se sentó una pareja, la chica parecía tener unos 23 años y el tipo unos 26.

No les tomé mucha atención, parecían divertirse. Seguí mirando a Adam, quien parecía bastante cómodo entre dos mujeres que tenían pinta de prostitutas.

Comenzaba a aburrirme, se me ocurrió girar la cabeza hacia donde se encontraba la pareja. Algo llamó mi atencíon. La cara de la chica mostraba incomodidad absoluta, parecía no querer estar ahí y que él comenzaba a hostigarla. Los gritos de su constante pelea eran difícil de ignorar.

Iba a pararme para ayudarla cuando ella lo hace primero que yo y sale echa una furia, la perdí de vista en la esquina antes de llegar a la entrada, supongo que ella no quería volverlo a ver.

El tipo se rió como si tuviera planeado todo eso, luego se dio vuelta hacia mi, de forma casi automática.

-Un completa fiera -dijo tomando de su copa de whisky -

- Quizás que le dijiste para que se pusiera así.

-Nada la verdad, ella sola comenzó a comportarse extraña.

- Tal vez tiene problemas - dije tomando de una sola vez lo que me quedaba de cerveza-

- ¿Te invito otra?

- Ya que insistes.

Seguimos conversando de cualquier cosa mientras terminábamos nuestras copas. Para cuando ya no me quedaba casi nada, comencé a sentirme extraño, un poco mareado, como si hubiera bebido cada vaso y botella del local. Me despedí rápidamente de mi nuevo amigo, del cual no sabía ni su nombre y tambaleando me fui en busca de Adam. No me costó mucho encontrarlo, estaba sentado besuqueando de manera casi grotesca a una de las prostitutas. Parecía estar bastante sobrio.

- Amigo, me siento mal ¿podría llevarme a mi departamento?

- ¿Tan temprano? Hombre son recién las 23:30 - miró a su reloj - la noche es joven, la diversión acaba de empezar.

- No soporto seguir aquí, solo llévame y luego si quieres vuelves con tu puta. 

La chica me miró indignada pero no tenía tiempo para ella, lo único que quería era ir a casa

Adam se levantó sin ganas de discutir y comenzamos a esquivar la masa de personas bailando y moviéndose de manera asimétrica. Llegamos afuera y y me sentía completamente mal, en la Luna, veía un poco borroso y en cualquier momento me iba a derrumbar.

Adam caminaba delante mío pero yo no puede seguir. La respiración se me entrecortó lo uníco que alcancé a decir fue:

- Adam... - y luego no vi nada.

Seguía consciente podía sentir como me movía, escuchaba los gritos de Adam preguntándome qué me ocurría y suplicándome que despertara.

Sólo veía negro, tal vez estoy en coma, pero se sentía bien, el molesto dolor de cabeza y el mareo había cesado, me sentía flotar. En un momento comencé a ver un humo de color verde que me envolvía, cuando me tocó, enloquecí.

Todo en mi cuerpo se encendió, cada trozo de mi piel era desgarrado, el dolor era indescriptible, quería gritar pero no podía, la voz estaba eternamente atorada en mis cuerdas vocales, podía mirar mi cuerpo y en el no veía nada extraño, todo estaba  igual, normal.

El dolor era netamente psicológico pero no podía pararlo.

Miré al cielo o donde se supone que debería estar este, buscando ayuda que acallara este dolor. 

Unas manos empezaron a aparecen del suelo, manos llevándome con ellas a un lugar que posiblemente no quisiera estar, el dolor creció más de lo posible, estaba desesperado, millones de manos desapareciendo todo de mi poco a poco, ya no era psicológico ahora veía como me desgarraban. 

Cuando creía que no podía más... paró.

Todo volvió a la normalidad, ya no estaba el humo verde, ni las manos, ni el dolor, ni yo.

No era nada.

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