11. Entre lunas y flechas

1.3K 131 100
                                    

What Hurts The Most - Cascada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

What Hurts The Most - Cascada

El camper era bastante grande y demasiado similar a una casa, por lo que siempre que me asomaba por una ventana tenía que recordar que estaba en un vehículo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El camper era bastante grande y demasiado similar a una casa, por lo que siempre que me asomaba por una ventana tenía que recordar que estaba en un vehículo. Se conducía gracias a la energía divina de Astra, por lo que no era necesario que estuviera al volante todo el tiempo, solo ser consiente del camino y la dirección, de día y de noche.

Dos habitaciones, una para los chicos y la otra para nosotras. Dos camarotes en la nuestra, no sabía cuántos en el de los chicos, con dos armarios grandes y un tocador, un par de muebles muy sencillos y una gran ventana. Lo necesario tanto en utilidad como en espacio.

El viaje era cómodo, pacifico incluso. Mis amigos estuvieron practicando su magia, sus dones, con guía de Astra. Al parecer era una buena maestra y tenía cosas que decirles respecto a sus habilidades que ellos aún no sabían. Pero no me detuve a prestarles mucha atención, la magia me seguía rechazando tanto como yo a ella. Nos deteníamos poco, solo para conseguir comida y para que Astra descansara un poco, pero tratábamos de seguir un ritmo constante.

Llevábamos cinco días de viaje y faltaba muy poco para llegar a Columbus. Pocas horas para llegar a la casa de Andrew, para conocer a su tan misteriosa hermana de la cual poco había oído hablar por mucho que preguntara.

Cinco días desde que nos fuimos, desde que dejé a mi familia. Papá estaba furioso, dijo que cortaría el roble él mismo y que me buscaría para llevarme de vuelta. Mamá no lo dejó, no supe qué conversación tuvieron, pero papá se abstuvo de hacer algo tan tonto; seguía enojado, pero solo eran preocupaciones y rabietas. Hablaba con mamá al menos una vez al día, eso la mantenía tranquila, pero ambas sabíamos que era muy posible que pasáramos días sin hablar con tranquilidad.

Astra insistía en que esas cosas regresarían, que mientras más nos acercáramos al Olimpo más agresivos serían sus intentos por llevarme. Repetía que debíamos estar alerta y no bajar la guardia ni siquiera al dormir.

Sobre por qué debíamos hacer el viaje por carretera en lugar de solo trasportarnos con magia, era algo que solo Astra sabía. Siempre que le preguntábamos al respecto tan solo sonreía y decía que el tiempo es valioso y que nuestros cuerpos eran muy frágiles.

Kamika: Dioses GuardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora