Último show podrido: final.

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Un día, entre las penumbras de los vestidores del circo, con el olor putrefacto de la carne en descomposición del pobre león que asesinó el presentador (por haberse comido a su domador), ya todos cansados, estábamos pensando en rendirnos.

¿Rendirnos? Sí. En abandonar todo y dejarnos morir en pleno acto. Para ya dejar de sufrir por una vez de los abusos del presentador, a quien todos odiábamos, inclusive (es más, especialmente) la bella acróbata amada por todos: su propia hija.

El payaso me miraba con una sonrisa triste, sabía que me había enterado de las miles de cuchillas que él mismo había pasado por su piel. Y de todos los niños que, cautivo del pánico, él mismo había matado.
Yo ni siquiera debía estar aquí, solo los esperaba tras bambalinas, porque simplemente no podía escapar. Había algo que me lo impedía. Más que el circo, más que el presentador. Era otra persona la que me tenía cautivo aquí en este circo del terror.

Pero primero, déjame contarte que es lo que pasó aquel día, en el último show podrido luego de la decisión que tomamos todos juntos. Y sí, incluyéndome, porque también tenía ganas de dejar de existir junto con todos.

Y entonces... el show debía comenzar.

El malabarista salió y esta vez dejó que le lanzaran cuchillas, y diferentes objetos que le causaban daño. Todos lo apoyábamos tristemente en su decisión, si hubiera sido quizás unos meses antes, no lo hubiésemos permitido. Pero es que todos ya estábamos cansados de tanta mierda, de ver cada maldito día a aquel hombre que nos arruinó la vida y la muerte. Todo.

Posteriormente salió el payaso, los niños [que quedaban] estaban enfurecidos y muy trastornados por culpa del encierro así que, sin más pensar, comenzaron a golpearlo, morderlo y arañarlo. Y como el pobre payaso ya tenía heridas, estas volvieron a abrirse, provocando que el payaso loco muriese desangrado entre golpes y llantos de niños.

—Era un buen tipo, lo extrañaré —oí decir a la chica más hermosa, cuyo nombre era Andrómeda. Sus ojos eran como una galaxia, si me lo preguntan.

—Yo voy a extrañarte a ti —dije mientras la miraba.

Ella no dijo nada y se limitó a llorar.

Ahora venía el domador, con un nuevo animal, esta vez era un elefante.
Él con su semblante serio se despidió de todos nosotros con la mano mientras sonreía con dolor, sabía que ese enorme animal le mataría como si fuese un simple insecto.
Y así fue.
Solo bastó con molestar al elefante, simplemente hacerle fastidiar. Él levantó sus patas y lo aplastó sin más.

Andrómeda sollozaba.

Y ahora, seguía el titiritero.
Él simplemente salió, saludó al público y comenzó a hacer un acto con su títere, pero esta vez era el títere quién dañaba al que lo manipulaba. Sangre, gritos y más sangre.
Sí, se suicidó de una manera muy suya.

—Falta el de dos cabezas, ¿Dónde está? —preguntó el ilusionista con su toque arrogante.

—Murió esta mañana. Ya sabes, la putrefacción de la otra cabeza le dañó la piel que aún estaba viva... —respondió mi acróbata favorita.

Solo quedaban dos personas: El mago y ella.

El sudor provocado por mis nervios comenzó a humedecer todo mi rostro y mis manos.
No quería, no estaba listo.
Por suerte fue el mago quien salió primero.

—Nos vemos del otro lado, espero que todos estén bien y se hayan librado de tu padre —el mago hizo llorar aún más fuerte a Andrómeda.

El ilusionista salió y tuvo que empujar los cuerpos de sus compañeros muertos para poder pasar. Hizo un par de trucos para distraer al público, pero finalmente no pudo aguantar más y gritó.

—¡Todos vamos a morir, todos ya estamos muertos! —miró al público con sus emociones a flor de piel—. ¡ÉL ES UN ASESINO Y HA APAGADO NUESTRAS VIDAS, NOS HA DESTRUÍDO COMO SI FUÉRAMOS BASURA! ¡TODOS VAMOS A SALIR DE AQUÍ MUERTOS, MUERTOS DE LA MANERA MÁS PSICÓTICA Y MACABRA QUE PUEDAN IMAGINAR!

Sus gritos nos hacían sollozar a todos, porque sabíamos que era cierto.
El público miraba espantado a aquel hombre que gritaba con las últimas fuerzas que le quedaban, escuchándolo decir todo lo que tuvo que callar por tantos años para seguir con vida.
Y ahora, que ya no quería vivir más, estaba dispuesto a decir todo lo que jamás dijo al presentador por miedo.

Y fue en ese momento en el que él apareció en medio del escenario.

Andrómeda y yo mirábamos escondidos y aterrorizados como aquel hombre con el rostro rojo de cólera comenzaba a quemar con una botella que contenía ácido al ilusionista, al público e incluso, a él mismo.
Pero ya nada importaba, el mago poco a poco comenzó a sangrar, su piel humeaba y un olor a quemado comenzó a aparecer en el circo.

Todo estaba terminando, solo quedábamos nosotros.

—Debes irte, vive. Puedo distraerlo para que salgas y vayas al mundo real de nuevo, te lo mereces. Eres un chico bueno, ¿Sabes? Y aún estás cuerdo. Puedes irte, puedes irte —me dijo la preciosa acróbata entre lágrimas para luego observar sus piernas bañarse en sangre.

Se había hecho daño de nuevo.

—Tú también eres una buena chica. Tú también puedes huir, huir conmigo —le susurré mientras le tomaba de las manos.

Ella secó sus lágrimas, y lo pensó por un momento. Ya veía como sonreía y sus labios comenzaban a pronunciar un "sí". Pero como ya sabíamos todos, en este circo nadie podía ser feliz. Nunca.

El presentador volteó otra botella con ácido sobre su hija. Ella se comenzó a quemar y me gritó que me fuese. Que me librara. Que lo hiciese por ella.
Pero yo no podía dejarla sola. No podía irme de allí. Siempre estuve enamorado de ella, y yo por fin quería ser feliz.

—Te quiero... —murmuró con su último aliento.

Su padre reía y reía de manera histérica, llegando a parecer psicótico [aunque quizás ya lo era].
Él es el único loco aquí, él único inhumano presente en este show de muerte.

—¡Te amo! —grité hacia el cuerpo sin vida de mi Andrómeda.

Comencé a correr lejos del circo, lejos de todo.

El circo se prendió en llamas, y en él, se quemaron y efectivamente murieron todas las personas que se encontraban en su interior.

Ya todo había acabado.

Pero yo seguía corriendo.

Sin ninguna dirección.

Sin saber a dónde ir.

CIRCUS (en corrección).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora