妖 『Ayakashi』

El Principio del Fin

-¡Deje de ser feliz hace mucho tiempo! - grite sin pensar hacia aquella dulce cara.
-¿Hace cuanto es infeliz Masashi~sempai?- respondio despues de un corto silencio. Miraba hacia mis ojos fijamente por primera vez , irrespetuosamente.
-Desde que te conocí.

Era nuestra décima pelea en todo este tiempo.
Desde hacia días no hacíamos mas que discutir.
Y ahora se alejaba de mi. Me dio la espalda tras un breve silencio. Nunca mostraba su tristeza ni preocupación o molestia. Nunca.

-Usted es cruel. - Dijo en un susurro apenas perceptible.

Callé. Y mire en silencio como apretujaba su delicada mano derecha mientras la izquierda estaba a la par de su corazón, jugueteando con su relicario de oro. Un ligero temblor invadió aquella niña de esponjoso vestido rosa con gatitos coronados. Me limite a apartar mi vista de ella y hacerme el desentendido, mire alrededor y lo único que pude ver fue un enorme espejo a mi izquierda. Un enorme espejo en medio de la pared azul agua.

Lo que vi en ese espejo fue a mi discutiendo con la hija de uno de mis mejores amigos.
Me vi a mi vuelto loco por una chiquilla de dieciséis.

-Escucha no fue mi intención ello... Solo que estoy algo estresado. Hace unos días tu padre casi nos descubre y...

Callé nuevamente. Eso realmente nunca me atemorizo hasta hoy.
Solo hasta este día me había dado cuenta de la fragilidad del asunto.

-El llegara en cualquier momento- seguía de espaldas. Conteniendo las lagrimas seguramente. Había sido demasiado cruel con ella al parecer, pero ya estaba hecho. -¿Estas segura de ello?

No hablo. Yo no hable.
Y mi corazón comenzó a estrujarse por si mismo. Por el pánico de su respuesta. Por el pánico ante la sociedad y ante el, ante Kamijo.

-No lo se aun. Es un quizá. - Dijo muy lentamente, buscando cuidadosamente cada una de las palabras y acariciando cada una suave y amorosamente.

Dio media vuelta hacia mi y camino la distancia que nos separaba.
Me miro a los ojos nuevamente. Tenia un poco de delineador corrido y sus ojos muy cristalinos, llenos de amor y tristeza.
Me mire reflejado en sus ojos cafés por primera vez.
Tome su rostro entre mis manos con sumo amor y cuidado. Y le bese amorosamente.

Amaba esa niña... Amo a esa niña como un loco. A pesar de todo y todos.