Capítulo 2

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Capítulo 2

Conectando la llamada...

Mi respiración se acompasó a los timbrazos que indicaban que la llamada se estaba conectando...

"Gracias por llamar a Fireflight Electronics...- mi corazón se detuvo un momento- para comprar uno de nuestros productos marque uno, para consulta de garantías y políticas de reembolso marque dos, - ¿Qué hago? ¿Marco dos? – para recibir asistencia técnica presione tres, - ¿Y si ese es? Suena más a lo que estoy buscando- para el...

Marqué tres, y volví a escuchar que se conectaba la llamada. Tamborileé los dedos en mi escritorio mientras revisaba las notas que había hecho antes de llamar: mi nombre, el problema, el modelo, los pasos para resolver problemas comunes...

"Gracias por contactar al servicio técnico de Fireflight Electronics, por favor espere en línea, uno de nuestros agentes le atenderá en breve"- dijo una voz fríamente amable al tiempo que sonó una insípida canción.

Bueno, ya no había vuelta atrás. Suspiré intentando tranquilizarme, estaba empezando a acalorarme. Esperé como por un minuto, hasta que me sobresalté cuando la música terminó.

-Gracias por llamar a Fireflight Electronics, - No puede ser- mi nombre es- no, no, por favor no lo digas- Bruno.

El corazón me dio vueltas, la sangre huyó de mi rostro y el nudo en el estómago me recordó que estaba allí antes de subir a la garganta; todo porque reconocí esa voz, su habitual trato amable y a la persona al otro lado de la línea.

Flashback

-Queso, queso...- repetía mientras recorría los pasillos buscando lo que nombraba.

Era lo único que me faltaba para completar los ingredientes que necesitaba. Había visto un video de Tasty esa semana, que me había encantado por la aparente facilidad de la receta y su preparación. Así que le rogué a mi mamá que me ayudara a comprar todos los ingredientes para prepararlo en casa.

En realidad, mi insistencia fue provocada por la emoción, porque, aunque me consideraba una artista, las artes culinarias no eran precisamente mi fuerte. Pero mis hermanas habían prometido involucrarse conmigo en la cocina, y bueno... ¿qué era lo peor que podía pasar?

-Queso, queso... creo que ya es la tercera vez que cruzo este pasillo... pero si dice queso, y no encuentro ni pizca de... ah, aquí están... solo estaban un poco al fondo... bueno no al fondo... solo no los había visto... pero...- una risa interrumpió mis reflexiones, mostrándome que no eran susurros como yo pensaba.

Me giré para buscar de dónde provenía esa risa, pero estaba yo sola en medio del pasillo. Me encogí de hombros y seguí buscando el queso que necesitaba.

-Cheddar, Mozzarella, Oaxaca, Parmesano...

Me sobresalté al escuchar que a mis espaldas se cayeron cajas de galletas como si brotaran de un río. Me giré para comprobar el tiradero en el pasillo y un muchacho castaño salió de en medio del estante con una sonrisa.

-Suerte que no fueron los vinos del pasillo ocho.

Salió del estante y al poco tiempo lo encontré al extremo del pasillo en el que me encontraba, dispuesto a recoger su desorden. El radio comunicador que tenía en el cinturón emitió un sonido indistinguible.

-Le copio...-dijo el muchacho casi restando importancia a mi presencia, pero luego se dirigió a mí: - ni idea de qué dijo.

Solté una risa y por un momento me debatí entre ayudarlo a recoger las cajas de galletas o tomar cualquier queso e irme de inmediato...

-No, es necesario, señorita. Puede seguir con sus compras...- dijo en cuanto me agaché para ayudarle.

-No importa, solo venía por queso...- dije al tiempo que me daba cuenta que había olvidado el tipo de queso que debía llevar.

- ¿Algún tipo en especial? Si no lo encuentra aquí, puede ir frente a las carnes y vinos. - su voz tenía un ligero acento español, apenas y se notaba.

-Ah, gracias...- colocamos las últimas cajas.

-A usted y disculpe las molestias...- vaciló.

Vi a mi alrededor, su silencio se hizo incómodo y empecé a caminar en dirección a la sección que me había indicado, quizá allí me acordaría, o al menos no estaría tan turbada como en ese momento.

-Bueno... entonces, creo que buscaré cerca de los vinos- dije con una sonrisa.

Asintió amable, pero sin dejar su actitud indecisa. No había dado ni dos pasos, cuando de nuevo se cayó una caja. Volteé, y el castaño seguía inmóvil en su lugar, solo viéndome como si intentara averiguar algo, pasándose el pulgar por lo que parecía... una cicatriz en la barbilla.

Recogió la caja que se había caído con una sonrisa:

-Parece que hay una plaga de galletas suicidas.

Plaga...

¡Camembert!

Ese era el queso.

Le atribuí un recuerdo y le dirigí una sonrisa rápida antes de dirigirme a la búsqueda del queso.


Nota: La relación entre la palabra "plaga" y el Camembert, es una referencia al programa de televisión Miraculous Ladybug.

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