Capítulo 3

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Llego el día, el día en el que dejaba todo para mudarme a una ciudad donde no tenía a nadie

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Llego el día, el día en el que dejaba todo para mudarme a una ciudad donde no tenía a nadie.

Sam y Liam habían venido a mi casa para acompañarme al aeropuerto, faltaban solo tres horas para que salga mi vuelo.

La noche anterior hice una juntada con mis amigos más cercanos, todo chico o la mayoría a mi edad hubiera hecho una fiesta y todo eso, yo en cambio decidí hacer pizzas y ver películas con mis amigos, amigas y mi novia.

Fui hasta mi armario y vi como estaba vacío, la nostalgia se apodero de mi cuerpo y sentí como alguien posaba sus manos en mi hombro, su perfume hizo que me diera cuenta en un segundo de quien se trataba, mi madre.

-Will, voy a extrañarte.- sentí un pinchazo en el corazón ya que nunca pase por esto, nunca había tenido una despedida.

Gire sobre mis talones para poder mirarla a los ojos, esos ojos azules los cual yo había heredado de ella, vi como una lagrima caía por su mejilla y la limpie con mi dedo índice.

-Yo igual, mamá.- le dije abrazándola y sintiendo como sollozaba en mi hombro, se me hizo un nudo en la garganta y cerré los ojos con fuerza para que las lágrimas que amenazaban con salir no salieran, en eso entro alguien a la habitación, opte por no abrir los ojos y en menos de un segundo sentí como alguien nos estrechaba a mi madre y a mi entre sus brazos, era mi padre, nos quedamos así hasta que mi padre nos soltó de a poco y mi madre empezó a soltarme despacio, se limpió las lágrimas de su mejilla y sonrió, con un poco de tristeza, pero sonrió.

-Es hora de irnos.- Dijo mi padre mirando a mi madre y luego a mí.

-Deberíamos ir bajando.-dije dirigiéndome a la puerta para bajar las escaleras y así yendo al salón donde se encontraban mi novia y mi mejor amigo.

-Busco mi abrigo y bajo.- dijo mi madre.

-Okey, te esperamos abajo.- dijo mi padre encaminándose hasta donde yo estaba.- Vamos Will.

Bajamos al salón donde estaban mis maletas, Sam y Liam, mi mirada se posó en los hermosos ojos celestes de mi novia, sabía que antes de subirme al avión íbamos a terminar estos siete meses de relación que teníamos, iba a ser duro tanto para mí como para ella.

-Steve, mete las maletas en el baúl.- le dijo mi padre al chofer.

-Claro señor.- dijo Steve asistiendo con la cabeza.

Mi madre bajo y me quedo mirando y después su mirada viajo hacia Liam y Sam.

-Hay que irnos.- dijo encaminándose hacia la puerta.

Nos quedamos callados y la seguimos, al salir, la limusina estaba estacionada apenas bajabas los escalones que estaban delante de la entrada.

Mi madre y mi padre se sentaron en la parte del medio de la limusina, Sam, Liam y yo nos sentamos en la parte de atrás.

No me sueltes nunca ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora