Capítulo 56

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-¿No ha llegado Sereno? -preguntó Ubaldo al salir del baño.

-No -contestó Federico, levantándose luego de rascar detrás de las orejas a Joie, tal como a ella le gustaba.

-¿Crees que se fue a dormir con Renato y Agatón? -Ubaldo aprovechó que Federico entraba al baño para ir a mimar a Joie.

-Creo que se fue con Jasón. ¿Has olvidado cómo lo seguía a todos lados? -contestó, alzando un poco la voz para hacerse oír, aunque no había cerrado la puerta.

-No lo he olvidado -dijo, mirando disimuladamente hacia el baño, pero Federico estaba de espaldas-. Sin embargo, desde que me acompañó a la enfermería y decidiera quedarse allí, anda extraño. ¿No te parece? -Estiró el cuello y se movió un poco hacia la derecha, pero ni así lograba ver lo que quería.

-¿A qué te refieres con extraño? Me parece más tranquilo, o menos ansioso, como prefieras. -Federico se encogió de hombros, volteándose para lavarse las manos y limpiarse los dientes.

Un movimiento rápido lo hizo mirar hacia la habitación, pero solo vio a Ubaldo arrodillado junto a Joie. Imaginaba que el movimiento captado había sido Ubaldo jugando con la perra, así que siguió con su rutina nocturna.

-Joie, por poco me descubre espiándolo. ¿No te dije que me avisaras cuando fuera a moverse? -Ubaldo riñó en voz baja a la perra, que bostezó y movió la cola, perezosamente.

-¿Dijiste algo? -preguntó Federico, volteando a mirarlo.

-Que precisamente eso es lo raro. Desde que despertamos en la nave ha estado ansioso y de repente ya no lo está -añadió a toda prisa, agradeciendo que no fuera del tipo de sonrojarse por cualquier cosa, como Renato.

-Quizá Hansel tiene algo que ver en eso.

-¿Tú crees? -Ubaldo frunció el ceño-. Mañana hablaré con el niño maravilla. No parecemos los mejores amigos cuando me oculta cosas.

Federico salió del baño, riéndose. -¿Sabes lo ridículo que suenas?

-¿Qué? ¿por qué? -Ubaldo lo miró con una mezcla de asombro y cabreo. ¿Y ahora por qué le decía ridículo?

-Unas semanas atrás ni siquiera se conocían y ahora crees que debes saberlo todo sobre él. -Se burló Federico, tirando a un lado su ropa para ponerse el pijama.

-Los mejores amigos no guardan secretos. -A pesar de que aparentemente seguía la discusión, Ubaldo en realidad estaba comiéndose con los ojos a Federico. No era su culpa, si su novio se había quedado por unos minutos solo en pantaloncillos antes de colocarse el pijama.

Federico volvió a reírse. -De acuerdo, pero dale un poco más de tiempo a Hansel para ponerte al día con sus... -Se detuvo y giró a mirar a Ubaldo, que seguía arrodillado junto a Joie y lo miraba con una sospechosa expresión inocente-. ¿Cuántos años tiene? No recuerdo... ¿Por qué sigues ahí?

-Tampoco recuerdo, pero prometo que mañana averiguaré todo lo que quieras. -Ubaldo se levantó y caminó hasta Federico-. ¿Te ayudo con los botones?

Federico bufó, mirándolo con una sonrisa de medio lado. -Nadie puede decir que seas sutil.

Ubaldo se detuvo y frunció el ceño. -No sabía que tus novios tenían que ser sutiles. Por eso sigues soltero -refunfuñó, ligeramente ofendido.

Una risa detuvo su refunfuño. Bueno, en realidad, lo detuvo el repentino agarre en las cadera.

-Me gusta tu falta de sutileza. -Federico lo acercó a su cuerpo y le habló al oído, sonriendo al sentir el estremecimiento de Ubaldo-. ¿Me estabas mirando cuando estaba en el baño?

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