-¿No ha llegado Sereno? -preguntó Ubaldo al salir del baño.
-No -contestó Federico, levantándose luego de rascar detrás de las orejas a Joie, tal como a ella le gustaba.
-¿Crees que se fue a dormir con Renato y Agatón? -Ubaldo aprovechó que Federico entraba al baño para ir a mimar a Joie.
-Creo que se fue con Jasón. ¿Has olvidado cómo lo seguía a todos lados? -contestó, alzando un poco la voz para hacerse oír, aunque no había cerrado la puerta.
-No lo he olvidado -dijo, mirando disimuladamente hacia el baño, pero Federico estaba de espaldas-. Sin embargo, desde que me acompañó a la enfermería y decidiera quedarse allí, anda extraño. ¿No te parece? -Estiró el cuello y se movió un poco hacia la derecha, pero ni así lograba ver lo que quería.
-¿A qué te refieres con extraño? Me parece más tranquilo, o menos ansioso, como prefieras. -Federico se encogió de hombros, volteándose para lavarse las manos y limpiarse los dientes.
Un movimiento rápido lo hizo mirar hacia la habitación, pero solo vio a Ubaldo arrodillado junto a Joie. Imaginaba que el movimiento captado había sido Ubaldo jugando con la perra, así que siguió con su rutina nocturna.
-Joie, por poco me descubre espiándolo. ¿No te dije que me avisaras cuando fuera a moverse? -Ubaldo riñó en voz baja a la perra, que bostezó y movió la cola, perezosamente.
-¿Dijiste algo? -preguntó Federico, volteando a mirarlo.
-Que precisamente eso es lo raro. Desde que despertamos en la nave ha estado ansioso y de repente ya no lo está -añadió a toda prisa, agradeciendo que no fuera del tipo de sonrojarse por cualquier cosa, como Renato.
-Quizá Hansel tiene algo que ver en eso.
-¿Tú crees? -Ubaldo frunció el ceño-. Mañana hablaré con el niño maravilla. No parecemos los mejores amigos cuando me oculta cosas.
Federico salió del baño, riéndose. -¿Sabes lo ridículo que suenas?
-¿Qué? ¿por qué? -Ubaldo lo miró con una mezcla de asombro y cabreo. ¿Y ahora por qué le decía ridículo?
-Unas semanas atrás ni siquiera se conocían y ahora crees que debes saberlo todo sobre él. -Se burló Federico, tirando a un lado su ropa para ponerse el pijama.
-Los mejores amigos no guardan secretos. -A pesar de que aparentemente seguía la discusión, Ubaldo en realidad estaba comiéndose con los ojos a Federico. No era su culpa, si su novio se había quedado por unos minutos solo en pantaloncillos antes de colocarse el pijama.
Federico volvió a reírse. -De acuerdo, pero dale un poco más de tiempo a Hansel para ponerte al día con sus... -Se detuvo y giró a mirar a Ubaldo, que seguía arrodillado junto a Joie y lo miraba con una sospechosa expresión inocente-. ¿Cuántos años tiene? No recuerdo... ¿Por qué sigues ahí?
-Tampoco recuerdo, pero prometo que mañana averiguaré todo lo que quieras. -Ubaldo se levantó y caminó hasta Federico-. ¿Te ayudo con los botones?
Federico bufó, mirándolo con una sonrisa de medio lado. -Nadie puede decir que seas sutil.
Ubaldo se detuvo y frunció el ceño. -No sabía que tus novios tenían que ser sutiles. Por eso sigues soltero -refunfuñó, ligeramente ofendido.
Una risa detuvo su refunfuño. Bueno, en realidad, lo detuvo el repentino agarre en las cadera.
-Me gusta tu falta de sutileza. -Federico lo acercó a su cuerpo y le habló al oído, sonriendo al sentir el estremecimiento de Ubaldo-. ¿Me estabas mirando cuando estaba en el baño?
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El Intercambio
Science FictionOcho meses atrás, los extraterrestres llegan a la Tierra en lo que parecía ser una invasión. Después de un caótico primer contacto, los gobiernos de todo el mundo deciden cooperar para mantener buenas relaciones con estos seres que demostraron venir...