Capítulo 28

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Federico miraba su proyector tridimensional satelital con el ceño fruncido. ¿De qué servía tenerlo si no podían realizar llamadas? Pensamiento que lo llevó a mirar a Hansel que, a su vez, miraba a Yaxin con la cabeza ladeada, mientras el alienígena le explicaba dónde estaba Ubaldo.

Renato y Sereno intercalaban palabras completando la historia.

-José Luis... -Emilio salía del baño, secándose el cabello con una toalla, con la genial idea de salir a explorar la nave con su mejor amigo... Solo para descubrir que este no estaba allí-. ¿Dónde está José Luis? -le preguntó a Jansón que, sin levantar la mirada de sus anotaciones, le dijo que había salido a pasear con su novio alienígena-. Mierda. -Sin pensárselo dos veces, caminó hasta Hansel-. ¿Puedes abrirme?

Hansel se encogió de hombros y lo dejó salir, regresando después su atención a Yaxkin.

Aunque a Federico le preocupaba la salud de Ubaldo, el movimiento de cabeza ladeada de Hansel lo hizo pensar en Joie. Esperaba que Mirta cuidara bien de ella. Si Federico hubiera podido, la hubiera llevado consigo. Hubiera deseado poder llamar para saber cómo estaba. Joie, tal como decía su nombre, era su alegría.

Pensar que su exesposa había sido el medio para que Joie acabara en su vida, lo hacía reír en voz baja. Aunque su matrimonio había acabado disolviéndose -debido a que su ex jamás entendió que, para disfrutar los lujos de los que tanto se ufanaba con sus amigas, él no podía pasarse de tiendas o fiestas con ella porque debía trabajar-, no se arrepentía de haberse dejado convencer por ella de la adopción de la Collie de la frontera, que acabó prefiriéndolo a él en lugar de a su exesposa.

No quería pensar en el divorcio, porque aunque había perdido la casa de sus padres y varios cuadros de gran valor, había conservado su ropa, coche, algo de dinero, trabajo, y, lo más importante, Joie. Suspiró y guardó el proyector, levantando la mirada de golpe cuando le tocaron un hombro.

-Ella está bien -dijo Hansel, de pie junto a su cama, con Yaxkin parado a su lado.

-¿Quién? -Federico sentía que se había perdido el comienzo de la conversación.

-Joie.

-¿Cómo...? ¿Quién...? ¿Te-te hablé de ella en algún momento? -preguntó, aunque sabía que no lo había hecho. No había revelado mucho de su vida durante el intento de Ubaldo de sonsacarle información mientras hacían fila para entrevistarse con los alienígenas.

Hansel negó con la cabeza.

Jansón, que releía en su cama lo anotado durante su corta conversación con Hansel, prestó atención de inmediato.

Yaxkin no revelaba nada en su rostro, pero interiormente se estaba preguntando qué sucedía y cuándo podría llevarse a Hansel a su habitación para hablar seriamente sobre la relación Eje-Enlace.

-Entonces, ¿cómo sabes su nombre? -Federico lo miró con los ojos entrecerrados.

-¿Le leíste los pensamientos? -intervino Jasón, que siempre justificaba su falta de educación en favor de la Ciencia.

Hansel negó, ignorando que Yaxkin también se preguntaba hasta dónde alcanzaban sus poderes... Y cuáles eran.

-¿Cómo lo supiste entonces? -insistió Jasón.

-Solo me llegó a la mente. -Hansel se encogió de hombros.

-¿Sabes quién es ella? -preguntó Federico, más interesado en lo relacionado a Joie que en la investigación del médico.

Hansel asintió. -Tu perrita. ¿Por qué no la trajiste?

-Porque no sabía que me aceptarían, y además, tenía miedo de que muriera cuando saliéramos de la atmósfera terrestre -se explicó, extrañando a su confidente perruna.

Había perdido a la mayoría de sus amigos, por no decir a todos, con el divorcio. Solo le quedaban compañeros de trabajo, que eran aburridos y competitivos.

-No le pasará nada. -Hansel miró a Yaxkin como buscando confirmación.

Yaxkin simplemente lo miró. «¿Perrita?». No recordaba haber estudiado esa palabra.

Hansel volvió a mirar a Federico, sin esperar respuesta del alienígena.

-¿Tienes proyecciones de ella?

-Claro. -Federico volvió a sacar su proyector. Aunque no podía realizar llamadas ni navegar la red, podía ver sus proyecciones, contactos y calendarios.

-Esta es Joie. -La proyección mostraba a la perra sentada, mirando atentamente al proyector con la lengua por fuera, como si sonriera.

-Es muy bonita -dijo Hansel-. La extrañas mucho.

-Sí -dijo Federico, aunque el chico no lo había dicho en forma de pregunta.

Hansel tocó la proyección y, de repente, una Collie de la frontera apareció en el regazo de Federico, que soltó el proyector para agarrar al aturdido animal.

Claro que la confusión del animal solo duró hasta que reconoció a su amo. Entonces, procedió a lamerlo, ladrar y mover vigorosamente la cola.

Yaxkin sujetó el brazo de Hansel para prohibirle acercarse a aquella criatura. Además, ¿cómo había logrado su Enlace teletransportar esa cosa sin problema ni los avanzados conocimientos técnicos que ellos poseían? Su Enlace estaba resultando ser incluso más poderoso que él.

Hansel miró la mano que lo sujetaba y luego el rostro del alienígena. Aunque Yaxkin no mostraba emoción alguna, Hansel supo que estaba preocupado por él. ¿Cómo lo supo? No sabría decirlo, como tampoco sabría explicar muchas cosas que siempre le sucedían. Además, no era algo que le quitara el sueño.

-Dame tu mano.

Yaxkin lo miró unos segundos antes de soltarle el brazo y ofrecerle su mano.

Hansel se la sujetó y se la puso sobre el extraño y suave pelaje de aquella criatura.

-Ella es Joie. Es un animal, una perra para ser más específicos. Los humanos tenemos animales como mascotas. Las mascotas son compañías que nos enseñan a cuidar otros seres vivos y a sentirnos útiles -explicó Hansel, usando las mismas palabras que usara su madre cuando, a sus siete años de edad, le preguntara por qué la gente tenía mascotas.

Yaxkin escuchó con atención sus palabras y observó con interés la interacción de todos con aquella extraña criatura... animal... mascota.

Federico sonreía, rascando la oreja de Joie, mientras Renato y Sereno le hablaban con una voz ridícula. Agatón le preguntaba si estaba adiestrada, y Jasón se aseguraba de que tuviera todas sus vacunas al día.

-¿Vacunas? -dijo Yaxkin en voz baja.

-Para evitar enfermedades causadas por parásitos y lombrices -explicó Federico, sin dejar de mirar su mascota.

Yaxkin pensó que tendría que llamar a Wolcan para que documentara todo, desde la mascota hasta las manifestaciones de los poderes de su Enlace. Sin embargo, primero tenía que asegurarse de que nadie más tuviera acceso a la información de su Enlace. Si manos inescrupulosas llegaban a obtener esa información, la vida de Hansel peligraría.

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