El chico perfecto

Supermercado

Me encontraba sola en mi habitación, mi mamá estaba trabajando, me había encargado que hiciera unas compras en el super, pero la verdad no tenía nada de ganas de salir de casa.

Solo tres días habían pasado después de mi encuentro con Alan tenia unas cuantas llamadas perdidas de el y varios mensaje pidiendo vernos para que habláramos, yo los había ignorado todos, no teníamos nada de que hablar, los hechos habían sido muy claros.

Sonó el timbre y con mucha flojera fui hacia la puerta para ver quien era,me asomé por la mirilla y ahí estaba, jamás creí que fuera a tener el valor de aparecerse en mi casa, pero estaba muy equivocada, Alan estaba parado afuera de mi casa.

Lo más lógico hubiera sido que yo le abriera la puerta y le dijera que se fuera o simplemente ignorarlo y no abrirle, pero en vez de eso entre en pánico agarré mis cosas y salí por la puerta trasera.

Como no tenía nada mejor que hacer decidí ir a hacer las compras que me había encargado mi mamá.

Agarré todas las cosas que decía en la lista haciendo tiempo y esperando que cuando regresara, Alan ya no estuviera en mi casa . 

Saliendo del super me encontré un celular en el suelo, lo recogí y me fije si alguien estaba buscando su celular al no ver a nadie decidí recogerlo, la pantalla se encendió ya que estaba recibiendo una llamada, decidí contestarlo pensando que era el dueño del celular buscándolo.

-Bueno- 

-Hola esteeem- me respondió una voz varonil dudosa

-¿Eres el dueño del celular?- pregunté 

-Si creo que se me cayó saliendo del super y tú lo has encontrado-

-Si, lo acabo de encontrar. Sigo en el super por si quieres venir para acá y que te lo de- le propuse 

-No creo poder pasar ahorita por el-me contesto apenado- 

-Ah pues no te preocupes dime como a qué hora te desocupas para entregarte el celular.-

-Pues en una hora o menos estoy libre ¿crees poder?- me preguntó

-Si, entonces ¿que te parece si nos vemos aquí mismo en el super en una hora?

-Me parece, de verdad gracias por tomarte todas estas molestias, no cualquiera lo hubiera hecho.-

-De nada- colgué

Regresé a mi casa ya que quedaba muy cerca del super y no tenia caso que me quedara ahí una hora esperando. 

Cuando llegue deje las cosas en la mesa y me subí a mi cuarto, entro y veo una persona sentada en mi cama mi primera reacción fue dar un salto y salir corriendo, ya iba bajando las escaleras y la persona que estaba en mi cama me llamo por mi nombre cuando oí la voz supe que era él, me detuve y lo enfrenté.

-¿Qué haces aquí Alan?- le pregunté enojada

-Vine a hablar contigo- me respondió con voz de culpa.

-¿Cómo entraste a mi casa?

-Por la ventana de tu cuarto-

-Lo que me faltaba, ahora tendré que ponerle un seguro a mi ventana.Salte por favor y por la puerta si no es mucha molestia-le pido intentando calmarme y no explotar.

-Necesitamos hablar- me dice con tono desesperado.

-No es cierto todo quedó muy claro para mi y no necesito escuchar lamentaciones falsas.

-¿Eso es lo que crees?-lo estaba haciendo enojar.

-Si, así que mejor ahórrate tu tiempo y vete.- le señalo la puerta

-Que mal que pienses eso, creo que tenia una imagen diferente de ti-

-Pues si creías que me iba a dejar pisotear por ti y perdonarte todo lo que hicieras estabas muy equivocado.- las lagrimas estaban apunto de salirme.No de nuevo, no enfrente de el.

-Mis intenciones jamás fueron herirte me he esforzado mucho por cambiar y ser mejor para ti

-Y aquí empiezan las lamentaciones falsas-ruedo los ojos

-Sabes que tienes razón estoy perdiendo mi tiempo y lo perdí desde el momento en el que me fije en ti, no vale la pena esforzarme tanto por alguien que solo piensa en ella sin darse tiempo de escuchar a los demás- y así, dejándome con la palabra en la boca, se va.

Sus palabras quedaron en mi mente reproduciéndose una y otra vez. Me dolía mucho que pensara que yo no valía la pena, que tonta ¿qué esperaba? ¿que el aceptara que yo tenía la razón? eso jamás sucedería era Alan.

Tenia que regresar a super ya había quedado con el dueño del celular y lo mejor era que ya terminara con ese pendiente, mis ojos estaban hinchados de tanto llorar pero ni siquiera me moleste en hacer algo para que no se notara solo regresaría el celular e iría de nuevo a mi casa.

Cuando llegue solo había un chavo parado en el estacionamiento así que supuse que era el. Cuando me acerque a él no sabia que decirle así que saqué el celular y se lo enseñe.

-Hola- me saludo de forma amable

-Hola- le respondí- creo que esto es tuyo

-Si muchas gracias- lo tomó

No sabía que mas decir así que que solo dije:

-Adiós-

-Espera- me detuvo- perdona que me meta, se que soy un desconocido, pero te ves mal,                  ¿quieres hablar de eso?

Me sacó mucho de onda lo que dijo pero la verdad es que me urgía hablar con alguien

-¿Tanto se me nota?-pregunté

-Si, ¿Qué te parece si te invito un café y me hablas de lo que te tiene tan mal?-vio la duda en mis ojos y me dijo- vamos tómalo como recompensa por haber encontrado mi celular.

-Esta bien, la verdad necesito que alguien me escuche.