II.-"Compañía"

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—Pensé que no te vería hasta el Domingo. —susurré ignorando su pregunta anterior. Él sonrió de lado y me dio un ligero empujón con su codo.

—Quería hablar contigo, así que me escabullí.

Miré el cielo, todo indicaba que tarde o temprano caería nieve.

—¿Es sobre Nicolás? —pregunté sin despegar la vista de las nubes. Cam no se inmutó por la repentina mención de su jefe, sólo se limitó a soltar un suspiro.

—Él sabe que Osvalt se comunicó contigo.

Mordí mi labio inferior con fuerza, era una extraña costumbre que había adoptado hace algunos meses cuando hablaba de algo que me incomodaba. Y hablar de esto con Cam claro que lograba ponerme no sólo incómoda, nerviosa también, y con unas ganas inexplicables de relatarle lo que llevaba pensando meses atrás, cuando recibí la primera llamada de Osvalt.

Fue unos dos meses después de haberme instalado por completo en uno de los departamentos que manejaba la esposa de Steven. Ella había sido amable en no cobrarme la renta el primer mes, pero no quería abusar, por eso empecé a trabajar en la panadería de Gael. Me iba bien, sin embargo habían veces que no podía parar de pensar en la propuesta de Osvalt, eso ocasionaba algunas llamadas de atención por parte de Cornelia. El ruso aún quería vengarse de Nicolás, y según él me necesitaba.

A lo que acepte.

Por culpa de Nicolás no sólo había perdido mi riñón derecho, también lo que por mucho tiempo estuve tratando de proteger; el lazo que me unía a mi familia.

—Si quiere saber algo que venga a pedírmelo él mismo. No tiene que mandarte a ti con excusas inútiles.

Cam suspiró, algo me decía que ya sabía la respuesta que le daría. Luego de unos segundos reaccionó a mis palabras como si se le hubiera pasado algo por alto.

—Eh, que yo sí quería verte.

Me sonrió de tal forma que me entraron ganas de ahogar esa sonrisa de alguna forma. Pero, conociendo a Cam, me llevaría consigo si intento tirarlo al agua del canal. Así que sólo me limite a devolverle el empujón de hace un rato.

—Serás idio...

—¡AHÍ ESTÁ!

—¡¡LYA!!

Lo siguiente que sentí fue unos brazos alejarme de Cam varios metros. También vi a una cabellera negra interponerse entre nosotros.

—Son unos exagerados. —murmuró Cam con los ojos en blanco viendo como me alejaban de él—. No le haría nada, y lo saben.

—Lo sabemos. —contesto Coel sonriendo de lado—. Pero no me agradas.

Corbin se alejó un poco e inmediatamente se fijó en mi rostro buscando alguna herida. Por un momento sentí un déjà vu.

—Bienvenido al club. —le susurré a Cam. Él al parecer no me entendió, pero Coel sí, porque eso ensanchó su sonrisa.

—Vaya, ¿así que con él sí hablas?

Lo cierto era que desde que había llegado no me había expresado mucho verbalmente. Si hablaba con alguien era sólo por obligación o porque necesitaba algo, con la única persona que podía hablar con normalidad era con Cam, nonno, la esposa de Steven, Steven, algunas aveces con Cornelia, y...

—También habla conmigo.

Corbin. Con ellos podía entablar una conversación sin sentirla de alguna manera forzada.

—¿Eh? ¡¿Y por qué conmigo no?!

En ese momento tanto Cam como Corbin tenían los ojos en blanco, y veían a Coel como si no supieran que hacer con él.

—Porque eres idiota, es por eso.

Cam asintió de acuerdo con Corbin. ocasionando que el aludido cierre las manos en forma de puño y empiece a gritar.

—¡LOS GOLPEARÉ A AMBOS!

No lo pude evitar. Presenciar está escena trajo algo que creí perdido; la risa. Sólo fue una pequeña, pero bastó para que los tres chicos dejarán su discusión y me miraban como si tuviera un tercer ojo. No. Me miraban como si no se hubieran esperado esa reacción.

Darme cuenta de eso me hizo borrar inmediatamente la pequeña sonrisa que traía. Miré a mi derecha, hacía Cam. Él se dio media vuelta, no queriendo que vea su reacción.

—Te llamaré luego. —fueron sus palabras antes de caminar de vuelta por donde había venido. Lo vi marchar sin entender su comportamiento, fue lo mismo que la primera vez.

La primera vez lo vi desembarcando de una góndola algo mareado, creí que era alguna clase de sueño. Pero luego de acercarme y golpear su cabeza me había dado cuenta de que no, y le había dado otro golpe por no avisarme que andaba en el mismo país. Él lo único que había hecho fue sorprenderse y quejarse. Después me contó que había regresado con Nicolás, y todo el momento se arruinó con su mención. De todos los países a su disposición había tenido que elegir donde más lo buscaban.

Desde entonces tengo que verle el rostro cada Domingo en el almuerzo familiar. Porque Nicolás asistía a los almuerzos familiares organizados por su padre. Se sentaba en la mesa y actuaba como si no existiera.

Me molestaba conmigo misma cada vez que lo veía, me hacia recordar la única cosa que no había hecho bien; matarlo.

—¡LYA! —el rostro de Corbin estaba muy cerca del mío, y recién me daba cuenta de aquello. Lo alejé lentamente tratando de mantener la calma, a lo que él sonrió—. Te decía que Cornelia nos dijo que te siguiéramos. Ya sabes, anda preocupaba por el asesino en serie y no quiere que alguien ande solo aunque sea en la mañana.

Eso me hizo recordar lo que había pasado días atrás, la policía había encontrado un cuerpo destripado en un cubo de basura cerca a su estación. No habían mostrado fotos, pero no me hacían falta pruebas para pensar de que Osvalt tenía que ver con todo eso.

—Y como no tenemos otra cosa que hacer hasta la tarde, iremos a robarle un poco de mercancía a papá, ¿te apuntas?

Miré a Coel, luego a Corbin, y así aleatoriamente por unos segundos.

Se parecen tanto...

Asentí, aún sabiendo que todo acabaría siendo un desastre.

Angelo GuerrieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora