XVIII.- "Algo inesperado"

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—Corbin mencionó que prácticas artes marciales con él. —Thomas pateó una piedra—. ¿Es normal que me alegré y asusté al mismo tiempo?

—¿Dónde se están quedando Tonny y tú? —pregunté, sin importarme el cambio drástico de tema.

Thomas no quiso contestar, pero la presión de mi mirada pudo con él.

—Deberías saberlo, Ly, también fue tu hogar una vez.

Así que de verdad se están quedando ahí.

Hogar.

Para mí, el significado de esa palabra se relacionaba con un lugar para dormir. Había tenido tantas casas en mi vida que de manera fácil podía reemplazar la original.

Thomas hizo una mueca, y sacó su celular. Lo estaban llamando.

—¿Qué quieres, Travis? —se mantuvo en silencio por unos momentos, luego su rostro palideció—. ¿Qué...? Mierda. Voy para allá.

No fue necesario preguntarle qué pasaba. En cuanto corto la llamada se volvió con rapidez hacía mí.

—Es Tonny.

No fue necesario más información.

Thomas empezó a correr en dirección hacía el mercado de Bocelli.

En otra situación me habría planteado bien la idea de seguirlo, pero en está no tuve que pensar tanto para correr tras él. Se trataba de Tonny.

Lo seguí hasta que Thomas giró en una intersección con otra calle.

El lugar no estaba del todo vacío, aún habían algunos peatones circulando al rededor, inclusive había turistas tomándose fotos con el gran canal de fondo. Pero, lo que llamó mi atención y la de Thomas, fue ver a tres chicos en el borde del límite de la calle, justo en el lugar donde el muro que impedía una caída segura al agua terminaba.

Uno tenía el cabello azul.

—¡Tonny, basta! —gritaba Travis, alejando la silla de ruedas del límite. No tenía idea de cómo habían llegado a esto, o porque Alonso terminó con ellos, pero estaba segura que nada bueno saldría de lo que venía a continuación.

—¡Suéltameee, Traavis! —gritaba Tonny, alargando las palabras. Había bebido alcohol.

—Quítate. —Thomas empujo a Travis, y se plantó frente a Tonny sujetando sus hombros—. ¿Qué mierda quieres hacer? ¿Lanzarte al agua?

Tonny miro al suelo.

—Tú... ¡Tampoco tienes derecho! —me sorprendió ver como Tonny apartaba a su gemelo de un gran manotazo—. ¡¿Por qué ahora se preocupan por mí?! Déjenme hacer lo que quiera, piérdanse.

Jamas creí ver a Tonny gritarle a Thomas.

—Tonny. —llamé—. Basta.

Su expresión al escuchar mi voz cambió. Apretó los labios en una fina línea, y la llamarada de rencor que mostró hacía Travis y Thomas a través de sus ojos se transformó en tristeza.

—Fuiste la primera en irte, Ly. —susurró—. Tampoco tienes derecho. Ninguno de ustedes... ¡Ninguno tiene derecho a preocuparse ahora por mí!

—Deja de decir estupideces. —susurró Travis enfadado.

—Cállate. —le susurró de vuelta Thomas—. Gracias por llamar, pero esto no te concierne, vete.

—También es mi hermano. —Travis parecía querer golpearlo. 

Angelo GuerrieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora