IX.- "Parlare di fratelli"

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Especial 2/¿?

—La crema está maravillosa. —comentó Cornelia, en un intento por aligerar la tensión del ambiente. Y, es que, en cuanto Nicolás hizo su aparición las cosas se complicaron mucho más.

—Sí, y una excelente elección de vino. —apoyó Zaria, codeando a Steven para que comentará algo.

—Eh, sí. Gracias, supongo. —murmuró distraídamente mientras miraba de reojo a Thomas y Tonny.

—Me alegra que no heredarán la idiotez de su pa... —se cortó Cornelia cuando miró lo que hacían Coel y Corbin. Ambos estaban ayudando a comer a Rinat haciendo voces y gestos extraños con los cubiertos.

Tomé otro sorbo de vino.

El comedor nunca me había parecido un lugar opresivo, incluso cuando tuve que compartir mesa con Nicolás no lo fue. Pero ahora sólo quería terminar la comida e ir a la panadería. Aunque eso significaría tener que cruzar palabra con ellos.

—No luces feliz. —me susurró Cam, mientras cortaba su carne en pequeños trocitos.

—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunté antes de llenarme la boca con un par de albóndigas.

—Soló los llamé, no pensé que en serio vendrían.

En lugar de contestarle, los vi de reojo. Tonny parecía disfrutar la comida, aunque de vez en cuando hacía una mueca. No me sorprendía que Steven lo miré de esa forma, era la segunda vez que alguien parecía tener algo que decir sobre su comida.

Por otro lado estaba Thomas. Su cabello había crecido a tal punto de cubrir su ojo izquierdo y la mitad del derecho. No podía ver cuál era su expresión, pero sabía que no era mejor que la mía.

—Eh, Tonny. ¿Less y Trav no vinieron con ustedes?

Un silencio incomodo se formó en menos de dos segundos. Hasta Gael había dejado la cerrada plática que mantenía con Nicolás y Reaven.

Después de unos minutos se escuchó un chirrido.

—Disculpadme. —murmuró Tonny, para luego manejar hábilmente su silla de ruedas hasta salir del comedor.

Patético.

Después de un minuto más de silencio, Thomas siguió los pasos de su gemelo, no sin antes levantar la mirada y observar a Coel fríamente.

—Ellos no vendrán. Cam, pásame la pimienta.

Era plenamente consciente de todas las miradas sobre mi cabeza. No podía predecir lo que pensaban todos, pero realmente no me importaba.

—Reaven, oí que tu hijo sigue en California. ¿Cuándo lo conoceremos?

—Oh sí. Nick llegará en unas semanas con su novia.

Con eso la conversación tomó un rumbo menos tenso, aunque seguía sintiendo una que otra mirada de vez en cuando.

(...)

Los clientes no eran muchos en las tardes. La panadería generalmente cerraba temprano, pero gracias al Carnaval su cierre se extendía unas dos horas.

Después del almuerzo no había hablado con nadie. Cam intentó dirigirse a mí, pero logré evadirlo. Coel y Corbin intentaron acompañarme a la panadería, pero Gael quiso hablar con ellos antes.

Por lo que en este momento me encontraba en una de las pequeñas mesas de la panadería comiendo un pastel de fresas, sola.

No habían muchos clientes, pero los que entraban me saludaban con una sonrisa.

Los que trabajan en la panadería me traían de vez en cuando una pequeña porción de algún postre para degustar, esperando mi buena crítica.

Era una ventaja tener buen paladar.

—Algo me decía que te encontraría aquí.

Estaba tan concentrada en los diferentes sabores de la tarta que acababan de traer, que no me di cuenta de su entrada.

—Tu apetito nunca cambiará. —susurró Tonny con una pequeña sonrisa antes de posicionar su silla de ruedas frente a mí.

—¿Por qué vinieron?

No me importaba si fui demasiados directa, quería una buena explicación del por qué interrumpían el avance que había hecho hasta ahora con mi vida.

—Ly... —susurró Tonny. Y, por primera vez en mucho tiempo, vi melancolía en su mirada—. No sé por dónde comenzar, cuando te fuiste pasaron muchas cosas...

«Thomas fue a Florida siete meses, y yo me quedé con Ángel en la casa de Nick. Aprendí muchas recetas nuevas ahí, pero no tenía el ánimo para tocar algún utensilio de cocina. Después de un tiempo Thomas regresó, y preparé la mejor pizza alguna vez creada, solo para él. Pero al igual que tú, cambió.»

«No sé cómo lo hice, pero lo convencí de venir, eso pasó mucho antes que Cam nos llamará. De hecho ya estamos dos meses aquí... No nos comunicamos contigo porque, bueno, n-nosotros... De alguna forma no estábamos listos para eso, o al menos yo no. Lo siento, Lyanna...»

No sé si fue ver sus ojos empañarse, su expresión destrozada, o verlo en la misma silla de ruedas, lo único que puedo afirmar es que sus palabras revivieron sentimientos que me esforzaba en eliminar.

Lentamente empujé el pastel de fresas, que había dejado a un lado, hasta que estuvo frente a él. Tonny al principio lo miro desconcertado, luego su mirada decayó hasta acentuar sus marcadas ojeras. 

—Tú odias las fresas...

—Dylan y Kaidan también están aquí. —informé, cambiando drásticamente de tema.

De alguna forma me alivio ver sorpresa en su rostro. Tenía que hacer lo posible por cambiar esa expresión de dolor.

Tonny no estaba hecho para sufrir tanto.

—Ellos... ¿Qué?

—Dylan sabe la ubicación de la casa de Gael, lo encontrarás por ahí. Me voy.

Me levanté e intenté retirarme antes de decirle algo de lo que pudiera arrepentirme, pero una mano detuvo mi brazo antes que me alejará más. Miré a Tonny con seriedad.

—Ly...

Estuve apunto de retirar mi brazo a la fuerza. Pero no lo hice. ¿La razón? Tonny murmuró algo lo suficientemente bajo para no oírlo. Pero, por desgracia, lo oí.

Esa simple oración se repitió en mi cabeza una y otra vez hasta perder su sentido.

No era lógico, pero ahí estaba él, diciéndome algo que no debería ser cierto:

"Travis... también está aquí"

•••

DATO CURIOSO #2: Tonny lleva usando silla de ruedas más de un año. Los doctores le diagnosticaron paraplejia, que es la completa parálisis de la mitad inferior del cuerpo.

Angelo GuerrieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora