Capitulo 12

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-Por supuesto que no está perdida -dijo Mayte después de llamar a Lisa y Tawanna-. ¿Han visto a Blue?

-Estaba aquí hace un momento -dijo Tawanna.

-Bueno, entonces no puede estar muy lejos.

Pero diez minutos más tarde, la niña seguía sin aparecer. Mayte le preguntó a Susan si Blue le había dicho algo de ir a alguna parte. La mamá de Susan había ido para recoger a su hija y se había quedado con Blue la noche del viernes.

-A mí me parecía que estaba bien cuando la recogió Manuel -dijo.

Mayte miró a Manuel y le repitió la pregunta. -¿Sucedió algo inusual el fin de semana? ¿Algo que la pudiera haber molestado o preocupado?

Los rasgos de Manuel reflejaron el dolor y el arrepentimiento.

-Quiso que te llamara y se puso a llorar cuando me negué a hacerlo.

-La encontraremos -dijo Mayte.

El personal del colegio ya la estaba buscando por todas partes, pero no había señales de ella por ninguna zona en el edificio.

-¿Y ese bosque? -preguntó Manuel-. Donde hiciste la búsqueda del Huevo de Pascua.

-Hay una verja de dos metros de altura alrededor de la zona de juegos posterior -respondió Mayte-. No puede haber pasado por allí.

Sarah, la directora del colegio, habló con Manuel y le dijo los pasos que se iban a dar en la búsqueda. Mientras tanto, Mayte descubrió que Blue se había llevado su chaqueta, ya que no estaba en la taquilla de la niña.

Los años de entrenamiento militar ayudaron a Manuel a concentrarse en lo que le estaba diciendo la directora del colegio cuando por dentro lo que quería era gritar que aquello era por su culpa. El viernes había dejado que Blue llorara hasta quedarse dormida. Y también la noche anterior. ¿Qué clase de padre permitía eso? Un mal padre. ¿Y qué le había hecho pensar a él que sería lo suficientemente bueno como para ser padre?

La directora no tenía que decirle lo mucho que lo lamentaba. No la culpaba a ella. No, él era el culpable. Había sido él quien estaba tan centrado en su pelea con Mayte que ni siquiera había hecho caso de quien era de su propia sangre.

Blue era una niña pequeña y él la había abandonado. Lo había fastidiado todo. De nuevo.

Cuando era niño se había sentido amargado por ser abandonado primero por su padre y luego por su madre. Era por eso por lo que se había jurado que nunca más querría a nadie. No podía permitir que nadie le afectara. Siempre se había apartado del amor. Pero ya no se podía apartar otra vez. No de Blue. No de su pequeña.

¿De qué le servía todo su entrenamiento si no le podía seguir la pista? ¿De qué servía ir por ahí salvando al mundo si no podía salvar a su pequeña?

-La voy a encontrar -dijo-. Si se ha metido en ese bosque, la encontraré.

Pero para eso tenía que empezar a moverse ya mismo. No podía quedarse allí sin hacer nada. Estaba perdiendo el tiempo y Blue lo necesitaba.

-Voy a encontrarla -repitió.

Sintió la mano de Mayte en la suya y se preparó para que ella le dijera que Blue nunca habría desaparecido si él no fuera tan egoísta. Pero eso no sería nada nuevo para él.

-No es culpa tuya -le dijo ella.

-Sí, lo es. La dejé llorar hasta que se durmió. No solo una vez, sino la noche del viernes y la del sábado. Cuando se acostó, estaba bien y yo pensé que lo había olvidado todo, que ya no te quería ver. Pero no era así. Es mi culpa y no te atrevas a tratar de decirme que no lo es. Ella quería un gatito. Así fue como empezó todo. Lo quería porque Susan tiene uno. No se daba cuenta de por qué no lo podía tener. Cuando yo le dije que no, me dijo que te quería a ti. Entonces empezó a llorar. Yo debería haberle dicho que le regalaría un gatito. Tan pronto como la encuentre le conseguiré uno.

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