Parte sin título 9

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«Hola» dijo Emma sonriendo, era tan maravilloso despertar y encontrarse de frente con Regina, que no conseguía contenerse.

«Hola, mi amor» contestó la morena en un tono dulce y de ronroneo.

«No sabes cuántas veces he soñado con esto. Despertar así, a tu lado, tras pasar la noche haciendo el amor contigo» Emma acarició suavemente el rostro de Regina, quien cerró sus ojos entregándose a la caricia.

«¿Cómo consigues volverme loca de aquella manera en la cama y ahora dejarme toda derretida con esas dulces palabras, eh, señorita Swan?»

Emma sonrió

«Por ti puedo serlo todo. Dulce, loca, lo que quieras de mí»

«No sabía que era posible amar a alguien tanto como te amo. Llega a doler en el pecho» dijo Regina atrayendo a la muchacha a sus brazos «aún no sé cómo voy a resolver todo esto, pero no voy renunciar a ti, a nuestro amor» se apartó y miró a la muchacha «Eres la persona más importante en mi vida, Emma. ¿Me entiendes?»

Emma la miró en silencio, su labio temblaba levemente, estaba aguatándose para no llorar, o no sería capaz de decir lo que quería.

«Yo nunca, nunca he tenido a nadie como tú. Alguien en quien confío, alguien a quien amo con todas mis fuerzas. Nunca me sentí parte de nada, pero cuando estoy contigo tengo ese sentimiento de que eres mi familia, de que eres todo lo que necesito»

Regina plantó un beso en la cabeza de Emma

«Yo siento lo mismo y algún día seremos una familia de verdad, con hijo, perro y todo a lo que tenemos derecho. Porque sé que eres tú, Emma, a la que quiero para el resto de mi vida»

Emma alzó una ceja.

«¿Me estás pidiendo en casamiento? Ni siquiera te he pedido en noviazgo»

«Aún no, pero que sepas que va a pasar»

«Apenas puedo esperar»


Emma era consciente de que tenía una enorme y boba sonrisa en el rostro cuando salió del cuarto de Regina, pero aun así atravesó aprensiva los pasillos. Para su suerte, era temprano y no se cruzó con nadie hasta salir del edificio donde quedaban los dormitorios de los profesores.

«¿Emma?»

Emma se detuvo, su instinto inicial fue rezar para que un agujero negro la succionase de allí, pero no sucedió.

«Hola, señora Mills»

«¿Estabas con Regina?»

«Hum...Sí, le vine a entregar unos papeles que me pidió»

Cora la miró en silencio. Emma estaba preparada para decirle que tenía que marcharse, pero la mujer habló primero.

«¿Debes pensar que soy idiota, no?»

«¿Qué? No. ¿Por qué pensaría eso?»

«Porque sé lo que ha pasado esta noche ahí»

«¿Estaba vigilando a su hija, señora Mills?» Emma transformó rápidamente su tono de aprensión en uno de insolencia

«Claro que no» la mujer sonrió desdeñosamente «Pero mi guardia de seguridad sí. Ahora sé por qué Regina no se quiere marchar»

«Bueno, si lo sabe, entonces es mejor que la deje en paz»

Cora sonrió

«Eres muy atrevida, muchacha. Vamos a hablar»

«No tengo nada que hablar con usted»

Wicked GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora