Parte sin título 13

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Era difícil para Emma mantenerse solo como amiga de Regina, pero estaba cumpliendo su promesa de ir con calma. Era su segunda oportunidad y esta vez, lo haría todo perfecto.

«Hola» se detuvo frente a la mesa de la profesora. Solo había unos pocos alumnos en el aula, que habían llegado adelantados.

«¿Puedo ayudarla, señorita Swan?»

«Solo tú puedes ayudarme» dijo Emma en tono susurrado

«Aquí no Emma» Regina le advirtió, nerviosa

«Como si ya no hubiéramos usado esta mesa» dijo Emma apoyándose en el mueble e inclinándose levemente hacia delante.

«¿Qué quieres?»

«¿Te acuerdas del día en que nos conocimos?»

Regina alzó una ceja

«¿Cómo podría olvidarlo? Me engañaste muy bien aquel día»

«Exactamente. Y ya que vamos a comenzar desde cero, quiero hacerlo bien esta vez»

«¿Qué tienes en mente?»

«Puedes ir esta noche al jardín, al mismo lugar en que nos conocimos, entonces podemos comenzar de nuevo»

Estaba claro para Regina que Emma se estaba esforzando y aunque su corazón le gritaba que fuera al encuentro de la muchacha, no tenía en mente volver a estar con Emma. Era más seguro así, había acabado. Emma despertaba su lado inconsecuente, que ella no lograba controlar y a la abogada eso no le gustaba.

«Emma, ¿te acuerdas de lo que hablamos? Decidimos que seríamos amigas. No creo que sea una buena idea»

Emma miró a Regina incrédula

«¿Y nuestro beso de la mañana? ¿Lo olvidaste? Pensé que...»

«Emma» Regina forzó la voz para parecer calmada y miró alrededor preocupada por si alguien estaba prestando atención en ellas, pero felizmente nadie lo estaba «aquello solo fue un impulso, admito que me descontrolé por unos segundos»

«Fueron más que unos segundos»

«Lo sé. No debería haber sucedido. Lo que sentimos una por la otra es algo especial, pero no puedo volver a hacer esto»

«¿Y mi segunda oportunidad?»

«No es una buena idea»

Emma iba a protestar, pero varios alumnos entraron en el aula, así que se contuvo, lanzó una mirada herida a Regina y se fue a sentar a su sitio.


«Sinceramente, no sé qué he venido a hacer aquí» Regina miró a sus dos alumnas, Ruby y Mary

«Has venido a bailar» dijo Ruby animada «¿No dijiste que necesitabas despejar tu mente? Entonces, no hay lugar mejor para eso que la pista de baile»

La abogada miró la multitud que se movía al son de una música completamente diferente a la que ella solía escuchar.

«¿Tengo de verdad que hacer esto?»

«¡Sí!» respondieron juntas Mary y Ruby

Las muchachas arrastraron a Regina al centro de la pista y pronto dejó de arrepentirse por estar ahí.

«¡Esto está bien!» dijo gritando para hacerse oír.

«¡Te dije que te iba a encantar!»

Y a Regina le encantó, en mitad de aquel barullo, no pensaba en nada, solo en dejar que su cuerpo siguiera la música. Tras bailar mucho, las tres cogieron una mesa y pidieron unas bebidas.

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