Parte sin título 3

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El día había sido muy largo, mucho más largo de lo que Regina podría esperar. Entró en su cuarto y cayó en la cama, exhausta, más psicológica que físicamente.

«¡Qué mierda he hecho...!» se dijo para sí misma. Su cabeza le estaba estallando y haber tenido las últimas dos horas del día en el curso de Emma no había ayudado en nada. Regina tenía la reputación de ser una profesora rígida, pero aquel día había superado con mucho su rigidez acostumbrada. Ahora hasta sentía pena de los otros alumnos novatos por haberles exigido tanto el primer día. Pero tenía que echar fuera de alguna manera la rabia causada por Emma.

La única solución que la morena vio fue tomar un baño relajante e intentar dormir, su tormento estaba lejos de acabar y tenía que estar lista para el día siguiente. No eran ni las diez cuando Regina se metió en la cama, tras revisar algunas actividades del día siguiente. Casi estaba quedándose dormida cuando su móvil vibró en la mesita de noche. Lo cogió y miró, incrédula, el mensaje de Emma.

«¿Está intentando matarme, señorita Mills, desde el primer día con todo ese trabajo?»

Era lo que decía el mensaje.

«Esta muchacha está loca» dijo con Regina con rabia y entonces un flash de la noche anterior vino a su mente, cuando le había preguntado a Emma si ella quería matarla «¡Lo ha hecho a propósito!»

Regina se levantó de la cama furiosa y comenzó a teclear en su móvil.

«Muchacha, no sabe con quién se está metiendo. No me busque más, olvide que esa noche existió, en caso contrario haré de su vida un infierno»

La respuesta no tardó mucho en llegar.

«Yo podría olvidar si usted también pudiera. ¿Puede? PS: No le tengo miedo al infierno»

Regina resopló llena de rabia y apagó el móvil

«¡Maldita muchacha idiota!»


«¿Emma? ¿Has escuchado algo de lo que he dicho?» dijo Ruby estallando los dedos frente a la rubia

«¿Qué? No, perdona»

«Estaba diciendo que un grupo de nuestra clase está planeando pasar el fin de semana en la playa. ¿Quieres ir?»

Emma no se había dado cuenta de que ya había pasado una semana entera, su cabeza no dejaba de pensar en Regina ni un segundo, la rubia se estaba volviendo loca, pues la profesora no respondía a ninguno de sus mensajes.

«No, gracias, me voy a quedar en el campus»

El sábado por la mañana se dio cuenta de que tenía el cuarto para ella sola, no creyó eso posible, pero echaba de menos el parloteo de Ruby. Decidió salir a correr un poco, quizás así podría olvidar por un rato a Regina.

La rubia corrió y cuando llegó al final del jardín, se detuvo, mirando el banco donde había visto a Regina por primera vez. Caminó hacia él y se sentó, cerró los ojos, sintiendo el sol de la mañana bañar su piel, era como llenarse de energía. Comenzó a pensar en cómo habían sucedido las cosas, Emma siempre había sido impulsiva, pero lo que hizo con Regina era lo más loco que ya había hecho. También pensó en toda esa semana, en las miradas de rabia que Regina le dirigía, en cómo la morena la ignoraba constantemente en las clases, en cómo no solo era bella, sino también inteligente y graciosa.

«He hecho una tontería...» murmuró para sí misma «No, no voy a llorar...yo no lloro...» dijo secándose las lágrimas que apenas había derramado.

Wicked GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora