Trouble (SHINee - Choi MinHo)

Capítulo quince: Sleepless Night

Dio otra vuelta por la cama, hasta quedar mirando el techo. Seguía sintiédose incómoda. La ropa de cama pesaba como si estuviese hecha de plomo y de tantas vueltas sobre el colchón el pijama le estaba estrangulando el cuerpo. No era una buena noche, en lo absoluto.

Cerró los ojos tratando de concentrarse en otra cosa que no fuese su mente y las imágenes que habían pasado durante el día, pero fue en vano. Estas se repetían, como eco, vago, pero no por ello menos significativo. Casi como una alucinación en la que ves muchos colores, sentía que todo esto lo estaba imaginando y que quizás era un sueño. Porque sólo se repetían aquellas cosas que más le habían marcado el día, alteradas y en distintos escenarios, vociferaciones en su mente, con diferentes intensidades. Una pesadilla, en la que MinHo se marchaba y aparecía André pidiéndole una segunda oportunidad. Luego ella, sin saber cómo reaccionar ante eso, deseando que el primero apareciera en escena otra vez, con una maravillosa intervención y elocuente diálogo, pero su guión sólo llegaba a la parte en donde le daba la espalda y continuaba el paso.

Las tres y veintitrés minutos en el reloj acompañando una foto que MinHo le había puesto sin su consentimiento. Patadas al colchón celebrando que todavía no podía conciliar el sueño. Personificando a la perfección el papel de la niña que le teme a la noche y al monstruo del armario ¿Por qué estaba comportándose de esta forma tan irracional? Tenía nervios y ansiedad de cosas abstractas igual a quién lo ponen frente a sus peores miedos. Imaginando lo peor.

Cuando era niña, ella y la noche eran buenas amigas. Si no tenía sueño, podía estar en el cuarto de juguetes hasta que su madre o Eun Bok la fuesen a buscar atemorizados, pensando que su hijita se había marchado de casa.  -¿Puedes leerme un cuento?- Y ahí estaba él, narrando las historias que se le iban ocurriendo, a pesar que tenía que trabajar al día siguiente. Hasta que su pequeña se quedara dormida, normalmente a los 5 o 10 minutos de iniciada la historia. Todo eso acabó cuando Eun Bok falleció.

Ya no habían cuentos a la mitad de la noche.

Sólo habían ilusiones y desilusiones, una tras otra.

Conversaciones con un ser que vivía a kilómetros y que luego se volvió un perfecto extraño.

Más desilusiones, llantos y gritos a la vida por un poco de clemencia.

La noche se había convertido en su peor enemiga. Sí, a pesar de que muchas de las cosas se hubiesen invertido. Esa enemistad todavía no podía resolverse. Para decir verdad, MinHo se estaba encargando bastante bien de ello.

- ¿Por qué no puedo dormir, papi? ¿Qué cuento quieres contarme el día de hoy?-Susurró al aire. En búsqueda de alguna respuesta.- Siempre lo mismo. Buenas noches.

Otra vuelta más, ofuscada de no recibir nunca una respuesta, cuando supuestamente la noche debía unirlos a ambos. Intentó mantener los ojos cerrados por un rato, pero Luna, la perrita de Pau que estaba durmiendo en la sala empezó a aullar. Interrumpiéndola. Lo mismo que hacía cuando había alguien en la puerta.

Pensó que se trataba de la Sra. Wang o alguno de los compañeros de piso que transitaban por ahí, hasta que escuchó la puerta del departamento rechinar y luego cerrarse. Luna ladrando de felicidad. Tenía llaves y no era un intruso. Quizás Pau había invitado a alguien. Quizás estaba con un chico y por vergüenza no le había comentado. Imposible. No con esa aparente depresión que le dio hoy en la tarde cuando hablaban del asunto. A decir verdad, conocía pocos amigos de Pau y el único que tenía su confianza suficiente era...

Minho arrojó las llaves a la mesa e hicieron un estruendo que acompañado del silencio de la noche fue un quiebre brutal. Luego de sacarse los zapatos, fue a la cocina y sacó las rebanadas de pizza que habían en el refrigerador. Las puso a calentar en el microondas. Iba a revisar su teléfono cuando se dio cuenta que el notebook de Pau estaba prendido. Invitándolo a ser revisado. Sólo le faltaban las luces parpadeando y el acercamiento reiterativo de la cámara.