Tras años de la decepcionante despedida durante la adolescencia, MinHo y Cara viven sus vidas independientes, resguardados entre sí por kilómetros de océano y tierra. Ambos felices, con sus respectivas carreras en ascenso, hasta que un inesperado e...
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Trece horas de vuelo y habían llegado a Seúl. La última vez que Cara estuvo ahí se había ido con el corazón pendiendo de un hilo. Era lo único que permanecía igual. Las construcciones eran otras, casi como si el piloto se hubiese equivocado y ¡PAM! aterrizaran en otro país. Todo era distinto y lleno de tecnología por donde se mirara.
Antes Cara era más pequeña e inmadura, creía en las ilusiones del mundo y tenía una historia que continuar a toda costa. ¿Acabaría aquí? Quería encarar al mundo y demostrar. Otra Cara, más racional, pedía a gritos un poco de tranquilidad y una ducha con agua tibia. El vuelo estuvo realmente largo y necesitaban descansar.
- ¿No vas a hablarme durante todo el viaje?- Interpeló André mientras hacían la fila para sacar los equipajes. Al ver que era invisible para la chica, demostró descontento por medio de un quejido.
- Voy a meditarlo.-Cara se puso sus anteojos de sol, provocando las risas de Amaira quien parecía divertirse con esa reciente rivalidad.
Media hora después, salieron del embarque. Algunos fotógrafos que se encontraban ahí les tomaron fotografías. No eran las únicas "celebridades" que llegaban ese día al parecer, pues había un comando de niñas esperando por sus ídolos. Cara no podía negar que eso le había hecho estar en alerta, pero al reconocer en un cartel el nombre de "Beast", pudo calmar sus repentinas ganas de huir. Con eso, y al ver a HanNa.
Los esperaba, acompañada de un señor y un pequeño que no superaba los 2 años, el que según las fotos que le habia mandado anteriormente, supo que eran su esposo y su hijo: Younghae.
- ¡HanNa!-La aludida corrió hacia ella y le abrazó tan occidentalmente como nunca pensó en verla. Luego le besó el cabello repetidas veces.
- Te he extrañado tanto.-Le tomó el rostro con ambas manos para inspeccionarla mejor.-Dios mío, estás tan grande y bonita. ¡Eres toda una mujer!-. Luego, dirigió su atención hacia André y Amaira.- Ustedes deben ser Amaira y André, un placer.-Les tendió la mano.- Soy HanNa, él es mi marido y este es mi hijo, Younghae.
Cara centró la atención en el pequeño y de inmediato se agachó para simpatizar con él. Eran muchos momentos perdidos por culpa de la distancia que no iba a dejar que otros se desperdiciaran.
- ¿Llegaron bien?, ¿buen vuelo?-Interrogó el esposo cuando iban caminando rumbo al auto.
- Sólo un poco hambrientos. La comida del avión era asquerosa, parecía India.-comentó el desubicado André. Las chicas lo miraron de forma reprobatoria. No era forma de comportarse, las estaba dejando en vergüenza desde el primer minuto.
- Ahora van a comer bien.-Contestó el esposo de HanNa sonriendo.-Estábamos pensando invitarlos una parrillada coreana estos días, ¿qué les parece? No pueden marcharse de Corea sin consumir una buena parrillada.
