Fui a mi habitación, enchufé el móvil a los altavoces y empezaron a reproducirse todas las canciones que me hicieron bailar por toda la casa mientras me iba de una habitación a otra.
...
Llamaron al timbre, abrí y ahí estaba Oliver con las películas.
-¿Así es como recibes a tu gran amigo Oliver? -rio mientras me miraba de arriba a abajo.
-¿Y cómo querías que te recibiese?
-Pues no sé... Con un vestidito que te llegue por encima de las rodillas -me miró con cara de pervertido, hasta que se dio cuenta de que yo no pensaba lo mismo- es broma, es broma.
Entró y se sentó en el sofá como si estuviese en su propia casa. Acudí a la cocina a calentar palomitas en el microondas. Volví al comedor mientras se hacían.
-He traído la de "Crepúsculo" "Los juegos del hambre: En llamas" "Avatar" y "Niños grandes 2", ¿cuál prefieres ver?
-La de Los juegos del hambre, En llamas.
-Vale, ¿ya se están haciendo las palomitas?
-Sí, se están calentando.
-Como tú -dijo descaradamente.
-¿Perdona?
-Tranquila, últimamente no aguantas las bromas eh...
Me cogió del brazo y me tiró hacia él, haciendo así que me cayese encima de él. Casi se juntaron nuestros labios pero apoyé las manos en el sofá y nos quedamos a escasos centímetros de distancia el uno del otro. Hasta que sonó el microondas para avisar de que las palomitas ya estaban hechas.
Me levanté y fui hacia la cocina, coloqué las palomitas en un cuenco y las llevé al comedor. Me senté al lado de Oliver con el cuenco en la mano y se levantó a poner la peli en la tele.
...
Durante la película noté como Oliver se iba acercando más a mí e hizo el típico truco que hacen todos, imitar un bostezo, pasar el brazo por mi espalda y apoyarlo en mi hombro.
...
Al terminar, mi cabeza acabó apoyada en su hombro, no pude resistirme a sus encantos masculinos. Se abalanzó poniéndose encima de mí.
-¡Me presento voluntario como tributo! -gritó mientras acercábamos los rostros.
Acerqué mis labios a los suyos pero justo cuando nos íbamos a besar, comenzó a hacerme cosquillas y no pude evitar a reírme a carcajadas.
Sonó el timbre y Oliver dejó de hacerme cosquillas, se quitó de encima de mí y me levanté a abrir la puerta.
-Hola Nicole.
-Hola Azahara... ¿qué haces aquí?
-Venía a... -me miró de pies a cabeza- a visitarte.
-Pues... gracias por la visita -fingí una sonrisa.
-¿No vas a dejarme pasar?
-Si quieres...
Azahara entró y Oliver se quedó mirando el vestidito corto que llevaba.
-Nicole, no me habías dicho que esperabas a una persona tan hermosa -dijo Oliver fijando los ojos en el cuerpo de Azahara.
«¿Por qué Oliver se comporta así? Sabe que la odio», me dije a mi misma.
-Gracias, tu tampoco estás mal -rio Azahara agradecida.
-Que piernas más sexys -comentó con cara de pervertido.
Estuvieron diciendo cosas así durante bastante rato, hasta que les interrumpí.
-Oye, si queréis, hasta os dejo mi habitación para vosotros solos.
-¿Estás celosa? -preguntó Azahara.
-No, pero tú solo has venido aquí para dar por culo, y eso me fastidia.
-Está celosa -rió Oliver.
-Eso, tú defiéndela -comenté enfadada.
-Eh, que si quieres me voy -dijo Azahara.
-Claro que quiero -me dirigí hacia la puerta, la abrí, Azahara salió, se giró para despedirse y cerré la puerta en sus narices.
-Te has puesto celosa -sonrió.
-No, sabes que la odio.
-Sí, pero también sé que me amas -se levantó del sofá, fue hacia mí y me rodeó con los brazos apoyándolos en la pared que se encontraba detrás de mí.
Nuestras caras se iban acercando lentamente hasta que me besó. Fue un beso tan dulce que duró más rato que otro cualquiera. Mientras me besaba colocaba sus manos en mi cintura.
-S