Desde pequeños nos han hecho pensar en nuestro futuro. Casi es una tradición que al pasar de curso te planteen la típica pregunta de ¿qué quieres ser de mayor? al principio creía que mi misión era cantar para que la gente pudiera bailar y se curase de todos sus males ¿que peli vería? Después quise ser aventurera, siempre llevaba un cuaderno, asíq podria apuntarlo todo y hacer mapas en clave. Luego veterinaria, pintora, sirena, y tras un tiempo sin saber que hacer con mi vida llegó la ESO y bachiller, que me hizo pensar en ser psicóloga. Hoy estoy en la universidad, estudiando educación primaria y me encanta.
Ahora tendría más lógica esa pregunta, antes probablemente no entendía muy bien como funcionaba eso del futuro. Ahora me han vuelto a lanzar otra cuestión y sigo sin saber del todo como contestarla.
¿Que qué sentido tiene la vida? No, MI vida. Para empezar, creo que es la propia frase la que carece de libertad, hace que te encierres en unos límites impuestos por ti mismo. Buscamos el sentido de las cosas de tal forma que nos olvidamos de disfrutarlas, o en su defecto aprender de ellas. Aún con esto mentiría si dijera que no he pensado en que hacer con mi vida. Quiero dedicarme a enseñar todo aquello que sé e incluso más, quiero hacer de los niños que ocupen las sillas de mi aula personas capaces de supervivir con las herramientas que le brinde la educación y la vida, quiero enseñar a aprender, quiero que tengan el don de luchar por sus sueños, me encantaría que se llevasen consigo una montaña de valores y que uno de ellos sea el de compartir el saber, su saber.
Sé que no va a ser fácil conseguir todo lo que me proponga en esta vida, que tropezaré con varias piedras y que quizás, alguna repita traspiés. Pero pasará como otras veces ¿no?, al principio parecerá que lo que hay ante ti es el borde de un gran abismo, de hecho será El Abismo, y que la única salida comienza con un impulso y acaba en terrible salto. Otras verás la montaña jamás vista, dará la impresión de besar el cielo. Tranquila, expulsa todo el aire que guardes en los pulmones. Ahora inspira. Encontrarás algo para fabricar un puente capaz de soportar el peso de tu corazón y lograrás llegar al otro lado. Expira. Crea tu propia cuerda y arpón y lánzate a escalar la pared hasta pisar la cima. ¿ves? Conseguiras no solo respirar, tendrás el mundo a tus pies. Además, te será tan reconfortante que podrás superar mil obstáculos más. Para ello bastará con recordar como lo hiciste.