Capítulo 2

408 35 2
                                    

Las relaciones que manteníamos con los extranjeros se balanceaban en una postura efímera. En Ø, el comercio giraba en torno a cómo pasaban las cosas, y muy pocas veces el gobierno mantenía el orden en su propia zona. Pero hoy, presenciando dos lunas, la situación resultó ser un poco más violenta. Los GanbGib acabaron de ahuyentar al único grupo de Dert que teníamos en la zona, ganandonos a un GanbGib explosivo que intentaba darle golpes a un extraño híbrido que tenía una velocidad sorprendente. Viendo a la multitud alejarse más, dejando un terreno considerable para las dos razas, el mal presentimiento me abrazó de golpe y miré directamente hacía el edificio central de P.8.

— La cacería... —Susurré y sentí la mirada inquieta de Rose.

— ¿Lisa?

— La cacería va a comenzar. —La miré y ella sintió mi pánico cuando la agarré del brazo— Hay que irnos.

Durante mis pocos años de vida, la raza humana no sobrepasaba de los 10 mil habitantes en este planeta. Seun Lee, a pesar de haber nacido como una humana, consideraba a su ex raza como una gran amenaza natural, por eso implementó leyes  que nos están llevando a una extinción incontrolable. Lo que no sabía ella en su ignorancia era que el  orden natural del tiempo y el espacio que existe en cada universo, están siendo afectado por las acciones petrificas provenientes de este planeta que, ante los ojos de Dios, no son perdonables.

La cacería era un importante acontecimiento implicado por su orden, el cual se tomaba cada cierto tiempo. Algunas veces duraba una semana o tres meses de ausencia, y cada vez que comenzaba, escondernos era un opción necesaria.  Seun Lee no es más que un monstruo. Uno qué, tarde o temprano, pagará en carne y hueso el pecado y dolor de cada alma pura que ha arrebatado para satisfacer sus sádicas necesidades.

— ¿Lisa? —Rose me removió de los hombros— ¡Lisa! —Y cerré los ojos con fuerza. Pero cuando los abrí, el tiempo se me enredó en ese minúsculo instante.

El caos había comenzado. Todo a nuestro alrededor estaba siendo bombardeado. Las criaturas corrían de un lado a otro. Llantos y gritos de padres eran lo que más se realzaba mientras sus hijos eran capturados por la guardia. Rose, ante tanta desgracia, tiró de mí para salir entre empujones y tropezones de la multitud. Una vez alejadas, dimos riendas en dirección a nuestra comunidad oculta. El aire nos faltaba, la desesperación y la angustia nos controlaban, pero el miedo al llegar pisar nuestro hogar, se apoderó hasta el más minúsculo músculo.

— ¿M-Madre?

El mismísimo Onreifni estaba presente ante nuestros ojos.

— Rose, no vayas.

— ¡Ma...!

La crueldad es lo que nos obliga hacer cosas que no deseamos hacer. No importa si es una orden, un pedido o una desición. Nacemos para morir y morimos para revivir y reencarnar. Es así como funciona este ciclo de vida, y es así como nos destrozamos con tan solo observar a la lejanía como cada uno de nuestros seres queridos estaban siendo capturados por la guardia. Me duele el corazón, pero más me duele ver a mi mejor amiga llorar y forjar de mi agarre para que la dejara ir a por su familia.

— Lo siento, Ros... Lo siento.

Ø no es más que un campo de batalla. Aquí nadie conoce lo que es la felicidad ni la paz. Aquí nadie puede ser feliz. Nadie...

— ¡Suélteme! —Naim gritó con desesperación y Rose forjó más fuerte al ver a su hermana toda herida, siendo echada a un enorme contenedor lleno de humanos aterrorizados.

— ¡Naim!

— ¡Madre!

Cada segundo pasó lentamente, cada segundo dolió más que el primero. Nunca vivimos o habíamos visto algo igual. Nunca... Pero hoy, como un día cualquiera, preciando dos lunas, el recuerdo de ver como golpeaban y amenazaban a nuestras familias, había marcado nuestro destino por completo.

TIMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora