Capítulo 8

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En el mercado de P.8 se vendían todo tipo posiciones y materiales que, para la vida humana, eran atrocidades. Dentro de ese mercado se vendía una pócima llama "Elixir" de la vida. Mi padre una vez me comentó que ese Elixir era la sangre de un Ángel que murió en la primera guerra. Decía que una gota de esta podía revivir a los muertos. No lo creí hasta que, ante mis ojos, había conocido al Trihíbrido.

Estás viva por mi voluntad. No tienes de qué agradecerme. Eres humana y para los de mi especie eres un ser sagrado.

Disculpa. —Tutubié— Tengo tantas preguntas sinceramente.

Te las responderé todas. —Kook se sentó, acomodando su capucha mientras miraba el cielo. El señaló las lunas— Cuándo salga el primer sol, me marcharé.

Cuando escuché de Jimin el nombre de Kook, había sobre pensado muchas cosas pero jamás imaginé que hablaría exactamente del mismo Kook que yo había conocido. Tenía tan sólo quince años, y esa fue la primera y última vez que había visto y hablado con Kook. Y, viéndolo una vez más, recordé por qué había comprimido tanto mis sentimientos desde aquel momento.

— Ten. —Me extendió un baso de agua, sentadose a mi lado. Lo recibí y en silencio, miramos un punto ciego a través de las agua de Ø que se reflejaban en la única ventanilla de mi habitación— Ha pasado mucho tiempo. —Asentí— ¿Cómo has estado?

— Bien. —Mentí.

— Lisa...

— Seun Lee se llevó a mis padres. —Solté y noté como empuñaba sus manos en el borde la cama— Pensé que volverías.

— Nunca dije que lo haría.

— ¿Entonces por qué me salvaste? —Lo encaré y los efectos del alcohol estaban haciéndose notar— Así que era un TangBan, ¿Eh?.

— Tenía el presentimiento de que te volvería a ver. —Confesó, ignorando mis preguntas, mirándome directamente a los ojos. Mi corazón comenzó a latir— No me arrepiento de haberte salvado la vida.

— Me abandonaste.

— Tenía que irme.

— Te amé. —Kook sonrió y desvió la mirada antes de volver a verme, tomar el baso de mis manos y colocarlo sobre una superficie. Él me tomó de la cintura, atrayendome hacía su cuerpo. Me sonrojé— ¿Que haces?

— Me voy aprovechar. —Susurró, rosando sus labios sobre mi cuello. Solté un jadeo y la respiración de Kook estaba sobre mi oreja— Ahora eres una mujer. Deberías beber con más cuidado. —Sentí su mano libre subir por mi falda y mi pánico llegó a empujarlo. Kook no se sorprendió, sólo soltó una risita y se colocó de pié, deteniéndose en la salida de mi habitación. Una vez más nuestras miradas se conectaron— Lamento de tu familia y lamento no haber podido hacer más por ti. Abandonarte no estaba en mis planes. Sabía de tus sentimientos Lisa... Pero tenía que irme.

— ¿Por qué?

— Estaba huyendo. —Confesó, abrió la puerta y, antes de irse, ví esta vez tristeza en sus ojos— Haberte salvado la vida me dió esperanzas de continuar mi vida. No espero que lo entiendas pero no me arrepiento de haberte dejado. —Salió, dejándome sola entre un mar de lágrimas que había pensando haber comprendido.

En Ø es muy común ver laboratorios del gobierno situadas en cada ciudad. En nuestra comuna se hablaban mucho de estos lugares y de cómo hacían el uso de la especie humana para sus experimentos. Pero eso no era todo, las viejas lenguas contaban mitos de la existencia de semidioses en estos laborarios para un "uso especial". Decían que muchos de ellos eran la clave para que el humano pudiera sobrevivir a la presión de la mutación con otros seres, convirtiendo así nuevas especies con más de cinco ADNS en un solo ser.

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