Capitulo 6

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La confianza, el engaño y la ironía me engancharon en un fino hilo que se enrredaba sobre mi cuello. Mis opciones se limitaban y las repuestas a mis preguntas se desvanecían. Tenía un millón de salidas pero ninguna nos sacaba de este enredo en el que nos  habíamos involucrado. Suspiré y eché la cabeza hacía atrás, riéndome de lo absurda que era.

— ¿Lisa? —Nam intentó tocarme pero mis instintos defensivos evitaron tal acto. Nam no se inmutó por lo que aparté su mano, llevándola a su regazo— No me evites.

— No me toques. —Mascullé y Nam apretó la mandíbula. Pero, antes de contraatacarme con palabras, un estallido a las afuera de la mansión cambió el ambiente entre nosotros.

— ¡CÓDIGO 89! ¡CÓDIGO 89! —Gritaron desde los pasillos y los TangBan presentes se alarmaron al instante.

— ¡Salgan todos! —Demandó Nam y salimos del salón sin detenernos a repasar el mar de muertos que encontrábamos a nuestro paso.

Los disparos se oían cada vez más cerca y la intervención de Seok nos sorprendió, disparando directamente a las cabezas de los tiradores que obstruyeron nuestro camino. Nam, en un movimiento audaz, me cargó en brazos. No pronunciamos palabra alguna y dejé que se moviera con toda la libertad conmigo en peso. Necesitábamos salir de esta mansión y ver cómo los chicos se movían entre una multitud sedienta de sangre, me hizo cuestionar sobre la vida. Cada lugar, cada puerta que cruzábamos, me agobiaron demasiado. Tenía en mente el deseo de que esto acabara, que simplemente nos dejaran morir, pero al ver a Nam de nuevo, con la mandíbula tensa de la frustración, el corazón se me estrujó al recordar sus palabras. Mi último deseo... Pensé y cerré los ojos ante un estallido que hubo cerca.

— Cerraron la entrada principal. —Mencionó Jackson, volviendo por el camino que habíamos tomado— Tomaremos el cruce.

— Llévala contigo. —Seok asintió y con la ayuda de Nam, Seok me cargó sobre su espalda.

— Nam... —Toqué su hombro y mi visión de la vida cambió al verlo sonreír.

— Nos veremos luego.

Una sonrisa bastó para aclarar mi mente, mis ideas y mis dudas. El lado angelical de Nam llegó a tocar una parte de mi alma que creí que nadie llegaría. El sentimiento me llenó de lágrimas y me aferré a Seok, dándole a entender que confiaba en él. Nam y Jin desaparecieron de nuestro campo de visión. Ahora me encontraba solo con Seok, Jackson, Jimin y Rose quién se encontraba también sobre la espalda de este último mensionado.

Cruzamos dos pasillos más a la derecha y bajamos unas escaleras que nos guiaron a otro salón. Una vez dentro, Rose y yo tocamos suelo y seguimos a Jackson por una pequeña puerta escondida entre las paredes. Dentro de lo que consideré un túnel, Jackson tomó mi mano y me guió por el sendero. Detrás mío estaba Rose tomándome de la mano y detrás de ella estaba Jimin y Seok. Cuando Jackson divisó la salida, mis ojos volvieron a cautivar una vez más.

— ¿En dónde estamos?

— En Inceoglu.

— ¿Inceoglu?

— Sí, es llamada así por convertirse  en el cementerio de barcos piratas de los Claos. —Comentó Jimin, ayudando a Rose a bajar por el camino rocoso.

— Los Claos son fantasmas ¿no? —Preguntó Rose y Jimin confirmó.

— Sí, se extinguieron aquí mismo hace más de diez mil años, durante la guerra espacial entre los planetas Gin, Así y Ø. —Continuó señalando el enorme barco de los Claos que aún se encontraba en el interior de la cueva— Es el último barco que se se perdió entre estos mares. Le pertenecía a un viejo amigo de mi padre. —Confesó y el silenció volvió entre nosotros mientras subíamos por una zona rocosa. Jimin me extendió la mano y lo miré expectante— Tengo curiosidad de ese método.

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