|| Sept ||

612 113 33
                                    

Narrador omnisciente.

—F-Fred... Y-yo quiero... Decirte algo... —habló el castaño con un hilo de voz.

El azabache se sentó en la banca del parque en el que estaban, preocupado de que su novio terminara con él, después de todo ya llevaban una semana y todo había sido muy lindo.

El de pecas dudó... No podía decirlo ahí...

—Mejor vamos a tu casa... —susurró agachando la cabeza.

El camino fue en silencio, uno inquietante, y aunque iban de la mano, Fred sentía a Loon distante...

Al llegar subieron rápido a la habitación del hijo de la dueña de casa, donde el japones cerro rápidamente la puerta con seguro, no quería que nadie entrara si iba a hacer aquello.

—Ángel... ¿qué ocu-.

—No me llames así, por favor... Ya no puedo con eso... —susurró amenazando con llorar.

El de mirada vacía se preocupo al ver aquello, trato de acercarse pero el menor lo impidió.

—S-solo... —suspiró—. Mira...

Subió sus mangas, dejando a la vista sus vendas, las cuales estaban levemente teñidas de carmín en algunas zonas.

Fred no lo podía creer.

—... ¿Q-qué te paso ahí...? —preguntó, rogándole al cielo que fuera una simple broma.

Loon no respondió, solo se dedicó a quitar las vendas, dejando a la vista cicatrices y costras, junto a algunas heridas abiertas.

—Y-yo... —trató de explicarse el menor.

El de tez grisácea se sentó en la cama con los ojos cristalizados, y la sangre hirviendo por sus venas.

—¿Quieres morir? —preguntó en un susurro.

—Y-yo... —el de ojos bicolor no podía ni hablar.

El más alto se puso de pie rápidamente, acercándose a grandes zancadas al de castaños cabellos, tomándolo por los brazos de manera brusca, sin importarle ella quejido de dolor que soltó el chico.

—¡Dime, ¿qué hay de malo en tu vida cómo para querer morir?! ¡¿Acaso todo fue una mentira?! —lágrimas caían de sus ojos vacíos, al igual que de los bicolor del menor—. ¡Responde!

—¡N-no todo! —alzó la voz, encarando al mayor—. ¡Yo sí te amo, pero mis padres no me quieren, no les importo!

—¡¿Y yo qué?! ¡¿Acaso no te importa el que yo te ame?! —lo soltó con brusquedad—. ¿Por qué no querer vivir por mi? ¿Por qué no quedarte conmigo? Eras mi ángel, ¡Mi Ángel!... Ya no se quien eres... —paso la mano por su cabello con enojo.

—F-Fred...

—Vete.

—Fred... Enserio...

—¡Vete! —Loon se sobresalto por tal grito.

Se apresuro a destrabar la puerta y abrirla, diciendo antes de irse de la vida del azabache para siempre.

—... El ángel eras tu. —el de mirada vacía lo observo mientras cerraba la puerta.

Quería seguirlo.

... Debió hacerlo.

~Continuará~.

Ángel [Fredoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora