Era mas de medianoche cuando Lucas se despidió de su quería Lex con un tierno beso.
-Podrías quedarte!
-No me parece lo mas adecuado Lex, Aba podría enojarse.
-Que dices!!! - le suplicaba cogiéndole del cuello- es viernes, no hemos salido de fiesta.... quedate, por favor.
-Señorita Costa, mañana tenemos que ir a ver a tu padre Y debemos estar lo más presentables posibles... Ah! y no tengo intención de salir por la noche en un buen tiempo- la beso nuevamente y se dispuso a marcharse.
-Cuanto tiempo?!
-Al menos hasta que no seamos marido y mujer!!- dijo mientras desaparecida por el pasillo.
Lex se quedó inmóvil con la boca entre abierta, empezó a repasar mentalmente las palabras de Lucas – marido y mujer- pensó.
Una ola de felicidad empezó a recorrer su cuerpo, Lucas la amaba, estaba segura y su amor por él era mutuo e incondicional, sin poder controlar su emoción se dejó caer en la cama mientras pataleaba en el aire y gritaba con la boca cerrada por la alegría que le provocaban esas tres palabras “ marido y mujer”.
Tomó una bocanada de aire lo mas grande que pudo y suspiró profundamente, esa noche no podría dormir, se sentía muy dichosa, tanto, que no se percató de la mirada furtiva que la acechaba tras la puerta de la habitación. Lucas la miraba contento, sin querer quererlo le había pedido matrimonio a su amada y esta había reaccionado más que bien.
A pesar de los tiempos tan modernos que vivían Lucas siempre había sentido predilección por el clasiquismo y buenas maneras de antaño, quería a Lex con toda su alma y quería casarse con ella, pero antes necesitaba la aprobación de su padre y eso sería una ardua tarea.
Al pasar por el comedor para abandonar la vivienda Lucas vió a la mucama arrullada en el sofá dormida con el mando de la televisión en la mano, se acercó lo mas sigiloso que pudo y la tapo hasta la altura de los hombros.
Cuando se disponía a abrir la puerta de salida una voz le sorprendió.
-No te quedas a dormir?
-Oh! Aba, pensé que dormías, perdona si te he despertado.
-No pasa nada Lucas, ven, siéntate conmigo un momento, tenemos que hablar
El joven se acercó al sofá dubitativo, no tenía la menor idea de porque la mucama quería hablar con él.
-La quieres?- preguntó mientras se desperezaba
-Con toda mi alma.
- Eso suponía..., Lucas voy a contarte una historia, algo que muy poca gente sabe, Lex esta totalmente involucrada en este asunto aunque ella de momento lo desconoce, estás listo?
- Por supuesto.
Durante más de media hora Bárbara le explicó con detalle como había conocido al padre de Lex, como la madre de esta la había obligado a casarse con otra persona y el nacimiento de la hija de ambos, Lucas escuchaba atento permitiendo que el asombro se apoderase de el en los puntos mas desgarradores de la historia.
-Quizás ahora te preguntes el porqué de explicarte precisamente a ti todo esto.
-La verdad, si me lo he preguntado, es algo muy personal y bueno yo... no me mal interpretes...
-Sé perfectamente lo que vas a decir, te lo estoy contando porque hace un rato he llamado al padre de Lex y hemos decidido contárselo todo mañana, tengo una ligera idea de como va a reaccionar, por eso necesito tu ayuda.
-No se como te podré ayudar sinceramente
-El amor que siente Lex por ti es lo que le da la vida en estos momentos, he visto a mi hija encerrada, desmoronándose, apagándose lentamente cuando se peleó contigo, se que por dura que sea su vida y que por muchas situaciones difíciles que tenga que superar si te tiene a ti, todo sera mas liviano, por eso te necesito.
Los planes de Lucas de pedir la mano de Lex se había arruinado antes de lo que él pensaba, no podía negarse, la joven necesitaba saber la verdad, y él debía estar a su lado.
-Esta bien Bárbara, puedes contar conmigo
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Te protegeré siempre
RomansaLex tiene 19 años, no es solo muy bella sino que posee una gran inteligencia todo seria perfecto si no fuese por el nuevo estudiante de curso y por que su padre se empeña en que vaya escoltada contra su voluntad , poco a poco descubrirá que el odio...