Capitulo 18

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Nadie en su vida se había atrevido a golpearla. Sus labios reventaron con el impacto y medio rostro quedó morado e inflamado por el golpe. No se atrevió a llorar, solo quedó en silencio y las únicas palabras que pronunció fue 

-Si señor, tendré más cuidado- mientras recogía los trozos de cristal que estaban en el suelo por culpa de un vaso roto caído torpemente de las manos de Ana

Al llegar a su casa hizo lo que mejor sabía hacer, llorar amargamente y culparse de todo. Ya no soportaba esa vida de miseria que llevaba, lo más importante y la razón de vivir las había perdido hace tres años, solo trabajaba para pagar la renta de la casa

Querida Alma GemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora