Capitulo 37

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En algo el médico tenía razón Ana no esperaba a nadie, solo estaba molesta porque no la dejaron terminar con su vida. Ella solo pensaba que fue un simple empleado que subió en ese momento la azotea.

La puerta se abrió lentamente y aquel chico canadiense, de hermoso parecer apareció. se veía tímido y poco nervioso, él solo pensaba en que ella podría correrlo de allí por no conocerlo

 -¿Ana? Soy Alan... Me asustaste mucho ¿sabes?- dijo suavemente mientras se pasaba la mano por el cabello y se rascaba el cuello, ella solo lo miraba indiferente como si no reaccionara

Querida Alma GemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora