Siento que alguien está tocando mi cara, su tacto es frío y tembloroso. Al abrir los ojos veo un rostro a escasos centímetros del mío, brinco del susto y él se ríe.
-Tengo hambre -dice Jack mientras se señalado estómago, yo me doy media vuelta y señalo la cocina.
-Allá está la cocina.
-¡Preparalo tú! Eres una mala mascota.
-¡Yo no soy tu mascota y tampoco eres mi dueño! Así que no me trates así -le grito, en sus ojos se asoman un par de lágrimas, toma mis dos manos y las entrelaza con las suyas.
-No me abandones, lo siento -lo dice más para él que para mí, se acuesta al lado mío y me abraza fuertemente, yo lo observo anonadada, pero cuando me doy cuenta Morfeo ya lo había tomado entre sus brazos. En mi mente no dejaba de dar vueltas ¿Por qué el se cree mi dueño? No entiendo muy bien lo que me había explicado Mark, pero sabía que no debía ser nada bueno.
-Jack -susurro mientras lo muevo un poco para que se despertara, am ver que no lo hacía repetí mi acción.
-¿Qué pasa? -pregunta muy suavemente, apenas audible.
-Quiero que me cuentes acerca de la profecía, lo necesito saber.
-No sé porque me llamaste si todavía no la sabes -dice mientras se levanta de la cama rápidamente, no pude decir otra palabra porque el ya se había retirado, lo busqué por todos lados de la casa, pero no aparecía. Así que me dirigí a mi trabajo. Al llegar nuevamente, tampoco había rastro de él, pero tomé la caja la dejé en el suelo de la sala y giré de nuevo la manija.
-De nuevo me llamás, ¿Tanto me extrañabas, baby? -dice mientras se ríe, su actitud continúa siendo la misma.
-Dime la profecía.
Él nada más da vueltas en la sala.
-Tengo hambre, ¿me haces más de eso llamado... Pasta?
Intenté relajarme e intentar que hablara.
-Hagamos un trato -hablé y noté como eso le captó la atención, se sentó en el sillón mientras movía sus piernas como niño pequeño.
-Adelante.
-Te hago pasta si me dices lo que quiero oír -hablo rápido para que no decida cambiar de opinión y no quiera hacer el trato.
-Bueno -pone sus ojos en blanco. -Tu abuela te lo tuve que haber dicho, ella era la que empezó esto... Primero que tengo que contar mi historia.
-*-
Narra L.J.
Hace veintisiete años.
El viento corría rápidamente, las ramas de aquel árbol de abeto chocaban con la ventana provocando un ruido horrible, pero era más terrorífico lo que había hecho. Mis carcajadas rebotaban por toda la habitación, el piso de la cocina estaba tan lleno de sangre que no se podía ni ver el diseño de los azulejos, mi amigo, aquel que solía llamar mejor amigo hace un tiempo atrás, aquel que me traicionó, lo tenía en mis brazos, agonizando. Hace unos minutos no podía dejar de pedir perdón para que no le hiciera nada, pero era muy tarde, él era el culpable, yo no, él lo merecía.
Las sirenas se escuchaban llegar a la casa en donde estaba, no me parecía extraño puesto que no me había molestado en no hacer ruido. Corrí hacia mi caja nuevamente, mi cuerpo que antes estaba en blanco y negro estaba rojo, cubierto de sangre, escuché cuando la policía ingreso al hogar para presenciar aquella obra de arte que había hecho.
Pasaron los meses, nunca hallaron el culpable, hubieron muchos sospechosos, pero no habían suficientes pruebas que dijeran que ellos lo hicieron, era obvio, ellos no lo hicieron, fui yo. La casa la tomó el banco, limpiaron los pisos, arreglaron la casa. Mi caja. La tomaron y la pusieron en venta cuando hicieron una venta de garaje, ahí apareció una señora, ella me compró. Ella quería saber todo, quería tener todo, lo llevó a tal extremo que no le molestó del nada vender el alma de su nieta a un asesino, a mí, ligarla a mí, no sé ni cómo se dió cuneta de la profecía. Nunca se me va a olvidar aquella noche, cuando la sacrificó para que yo fuera su dueño, pero ella se olvida que en todo contrato hay letras pequeñas que nadie presta atención y son importantes.
*
Narra protagonista.
Mis ojos se abrieron de par en par mientras las lágrimas no dejaban de caer, entonces, mi abuelo, a quien yo amé a más que todo en este mundo, me vendió como si fuera un objeto sin importancia.
-¿No te parecía raro que ella podía conseguir dinero sin trabajar? ¿Qué todo le fuera fácil? -dice Jack serio, dejan su actitud infantil de lado.
-¿Cuáles son las consecuencias?
-Por cada petición que hacía se le descontaba años de vida, por eso murió en una edad no muy común, intentó muchas veces desear más años de vida, se cumplía, pero cada vez se sentía más enferma -dice él. -Ella ligó tu alma a la mía, en ese momento no le importó, pero luego notó el problema que había hecho a tu vida, tener un ser como yo ligado a ti no es como muy buena idea, ella tenía que morir para que no te sintieras mal en abrir la caja, no te importó las advertencias por parte de ella y lo hiciste. Ahora vas a estar toda la vida conmigo, hasta que termine la profecía -concluye, no sabía que opinar, estaba tan sorprendida, tantas cosas que procesar en tan poco tiempo.
Él se rió y me hizo señas que tenía hambre, me dirijo a hacerle pasta mientras los pensamientos no dejan de revolotear por todo mi cuerpo.
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La Profecía (Laughing Jack)
FanfictionLa curiosidad me mataba no podía dejar de ver esa caja, algo dentro de mí me exigía hacerla funcionar, sabía que no tenía que abrirla, pero uno nunca escucha las advertencias.