"Calígula"

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Comía y bebía mientras presenciaba ejecuciones; en medio de las fiestas, tomaba a la esposa de cualquier invitado, la violaba y volvía a la mesa para contar cómo le fue; tuvo relaciones incestuosas con sus tres hermanas; mandó a torturar y a matar a senadores, a veces solo para quedarse con sus fortunas: fue, en síntesis, uno de los más sádicos emperadores romanos.

El historiador romano Suetonio, dice del emperador Calígula que: ‹‹era delito capital mirarle desde lo alto cuando pasaba, o pronunciar, con cualquier pretexto que fuese, la palabra "cabra" ››. Era un hombre alto, de piel muy blanca, grueso aunque de piernas y cuello delgados, con abundante bello corporal, ojos hundidos, frente ancha y abultada, poco pelo y calvicie en la parte superior de la cabeza. Con un rostro "naturalmente horrible y repugnante" y un semblante soberbio y amenazador que él mismo potenciaba ensayando gestos frente al espejo, Calígula inspiraba temor a donde quiera que fuese. Sabía que lo odiaban, pero admitía con actitud maquiavélica: "Que me odian, con tal de que me teman".

Su nombre real y completo era Cayo Julio César Augusto Germánico, o "Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus" en el latín de aquel entonces. Nació el 31 de agosto del año 12 d.C., y murió asesinado por sus propios guardias el 24 de enero del año 41, tras un breve pero sangriento y nefasto gobierno, que duró desde el 16 de marzo del año 37 hasta el día en que su vida fue cegada.

Calígula fue un psicópata y antisocial, un megalómano, paranoico, envidioso patológico, depravado sexual (incestuoso, enormemente promiscuo, bisexual, sádico, exhibicionista), hábil manipulador, ladrón y farsante. Se cree que en su juventud sufrió de epilepsia, y se sabe que padecía de insomnio y casi nunca dormía más de tres horas.

Entre otras cosas, Calígula fue un psicópata y antisocial, un megalómano, paranoico, envidioso patológico, depravado sexual (incestuoso, enormemente promiscuo, bisexual, sádico, exhibicionista), hábil manipulador, ladrón y farsante. Se cree que en su juventud sufrió de epilepsia, y se sabe a ciencia cierta que padecía de insomnio y casi nunca dormía más de tres horas. La ciencia moderna plantea que, además de algunas experiencias de vida, comportamientos aprendidos y una cierta predisposición genética al mal, el alcohol de aquellos días, que él bebía con una desmesura que hasta para el bebedor promedio de aquel entonces era demasiado, tenía una cantidad tal de plomo que resultaba tóxica para el cerebro humano, causando, en casos extremos como el de Calígula, un deterioro en los lóbulos frontales, volviendo así más impulsiva y violenta a la persona. 

Sin embargo el plomo no explicaba todo en Calígula, ya que éste conservó siempre una gran capacidad de planificación, lo cual no habría sucedido si el plomo fuese lo único detrás de su transformación en monstruo, algunos meses después de que tomara el poder. En otras palabras, Calígula había nacido con tendencias psicópatas, pero ciertas experiencias primeramente, y más adelante el plomo, llevaron su oscuridad innata hasta esa cima de locura y maldad que lo inmortalizó como uno de los más terribles emperadores romanos.

  El 24 de enero del 41, Calígula fue asesinado por soldados de la Guardia Pretoriana. Muchos sabían del plan para matarlo, pero callaron por odio. 

Sin duda, fue una de los asesinos en serie más terribles en la historia románica, dejando marca  como un ser cruel y despiadado en quienes lo conocían.

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