"Grýla, un monstruo navideño"

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En Navidad no todo es Papá Noel, regalos y fiestas. Existen criaturas, como la ogresa Grýla, que cada año (como si fueran la antítesis de Santa Claus) baja a pueblos y ciudades en busca de los niños que se han portado mal durante el año...

Los niños islandeses saben muy bien que deben portarse bien durante todo el año o de lo contrario podrían acabar como la cena de Grýla, una gigantesca criatura mitad troll mitad animal que cada año, y únicamente por Navidad, baja de la cueva donde habita a secuestrar y guardar en su saco a todos los niños que han sido desobedientes.

A pesar de que pasa la mayor parte del tiempo en la montaña, donde se esconde en una cueva imposible de localizar, es capaz de distinguir que niños han tenido un mal comportamiento y cuales han sido obedientes. Estos últimos pueden estar tranquilos, pues la Grýla los ignorará totalmente, e incluso aunque entre en sus casas a buscar a alguno de sus hermanos, nunca los tratará de atrapar ni los devorará.

Por este motivo se recomienda a los niños que se arrepientan de corazón por todo el mal que han hecho y todas las veces que han desobedecido a un adulto. Ya que si Grýla los mete en el saco, la única forma que tendrán de escapar, será llevar un objeto punzante o una pequeña navaja escondida con la que hacer un agujero en el saco por el que poder huir y de esta forma salvar la vida.

Grýla ha atormentado a los niños en Islandia desde hace cientos de años y su nombre ya se menciona en la Saga Íslendiga y la Saga Sverre que datan del siglo XIII. Si bien no fue hasta el siglo XVII cuando se asoció su figura con la Navidad. Es tanto el temor que tienen los niños islandeses a esta criatura que en 1746 se declaró un decreto que prohibía aterrorizar a los niños tanto con Grýla como con los jólasveinar (también conocidos como Yule Lads). Estos últimos se dice que son los hijos que Grýla tuvo con su tercer marido, Leppalúði, un ogro que vive con ella en su cueva y que, aunque también tiene hábitos caníbales, es tal perezoso que nunca sale a cazar.

La pareja también es acompañada de su mascota Jólakötturinn, un gigantesco gato de color negro que también sale de su guarida sólo en épocas navideñas. Cuenta la leyenda, que antiguamente en las granjas, los granjeros y ganaderos más aplicados y los que trabajaban más duro recibían ropas nuevas como regalo de Navidad. Tanto los padres como los hijos sabían que esa ropa les podría salvar la vida, ya que Jólakötturinn salía de su cueva buscando personas que no llevaran ropa nueva, ya que era un claro indicio de que habían sido perezosas y malos trabajadores. El gato de un tamaño descomunal los atacaba y los devoraba. Este es el motivo por el que en Islandia es muy habitual regalar ropa en Navidad y vestir con prendas recién estrenadas ese día.

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