Capítulo 11

963 55 0
                                    

Allie se cambió de ropa, quería salir ya de ese asqueroso uniforme. Solo le hacía recordar que estaba en la misma clase que aquella zorra. Se sentó en el tocador, de nuevo con la cámara y esta vez, además, con la navaja. Sin pensarlo, cogió la navaja y la deslizó suavemente por su piel, cada vez apretando más y más, con más furia, haciendo las heridas más profundas a cada momento.

En un abrir y cerrar de ojos sus delicados brazos de porcelana estaban rojos, pintados con el color de su sangre. La sangre que fluía rápidamente por sus venas ahora salía en pequeñas gotitas rojas y brillantes que se deslizaban silenciosas por su piel. Silencio. Eso era todo lo que ella oía. Silencio y vacío. Se sentía tan sola, como si nada llenase ese hueco que ahora yacía en su corazón. Ella seguía cortando sin pensar, casi sin espacio para hacerlo en sus brazos. Pensaba que iba a morir, y eso era lo que deseaba en ese momento, pero no ocurrió nada. Sus brazos se habían convertido en una galería de dibujos que solo ella podía ver y sentir. Dibujos que eran lo único que parecían llenarle, aunque tan solo fuese por un rato.

Poco después fue al lavabo para limpiarse la sangre que aun salía de sus heridas. Se miró en el espejo y vio a la Allison que había estado viendo tanto esos días, solo que mas destrozada, más deteriorada. Las ojeras que tenía de llorar eran prominentes, sus mejillas estaban manchadas de negro por su maquillaje corrido, y estaba tan pálida que parecía que acababa de morirse. "Ojalá", pensó ella. Se limpió la cara y se volvió a maquillar, para hacer parecer que nada había pasado.

Sus heridas seguían sangrando, pero a Allie no parecía importarle ya que el calor que transmitían seguía presente, y eso le gustaba. Se sentía más relajada, más tranquila. Se vendó los brazos y se puso una chaqueta. Aunque las vendas no tardaron en teñirse de rojo en las zonas que aún sangraba con fuerza. Suspiró. Se quitó la chaqueta y se puso alguna venda más, pero no sirvió de mucho. Se estaba desesperando. Cogió la chaqueta y se la puso de nuevo. Además cogió su reproductor de música con sus auriculares, la navaja y las llaves de casa, y se fue.

Le dio al play y Broken del grupo Lighthouse comenzó a sonar. Quería llorar al oír esa canción, pero en vez de eso, subió su volumen al máximo, dejando todo atrás. Sus problemas, su vida, su identidad. Todo lo que le rodeaba ya no existía, nadie y nada, tan solo estaban ella y su música.

Respiró el aire puro de la calle. Lo necesitaba. Empezó a andar, sin rumbo. Decidió ir allá a donde sus piernas le llevasen, sin concentrarse en nada más que en las letras melancólicas de sus canciones. Lost it all del grupo Black Veil Brides sonó en su reproductor. Se sentía demasiado identificada con esa canción y eso le dolía.

La conversación que había tenido hacía una hora con Nicky le vino a la cabeza. Seguía confusa por algo que ella había dicho, había cosas que no tenían sentido. "¿Por qué Nicky quería vengarse de mí? ¿Qué se supone que he hecho yo?". Las dudas le rondaban en la cabeza sin parar, dándole dolor de cabeza. Tenía demasiadas preguntas y muy pocas respuestas, por no decir que ninguna.

Se paró para mirar a ver dónde estaba, ya que esa parte del pueblo no le sonaba para nada. No puso mucha atención, lo único en lo que se fijó fue en un pequeño parque de skate, donde se encontraban dos chicos haciendo piruetas y otros cuantos sentados observando el arte que creaban los otros dos con tan solo una tabla de madera y un montón de rampas.

Siguió andando. No muy lejos del parque de skate vio a unos chicos agrupados en una esquina. Parecía que hablaban con alguien que se encontraba dentro del círculo. Entonces se dio cuenta de que quién estaba dentro del círculo de chicos era otro chico, solo que más joven que el resto. Uno de los mayores se apartó, dejando ver completamente al chico del centro.

Vida de una skaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora