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Tenía un ánimo horrible y para variar, mi aspecto podía hacerlo ver. Mi rostro hinchado y mis ojos rojos le notaban a leguas, y además me había enfermado el fin de semana y mi garganta dolía.

A mis espaldas alguien me llamó:—Sylvia...—reconocí su voz, me parecía raro no ver a Kentin al rededor de Sucrette, pues fue en lo primero que reparé, la ausencia de mi chico lindo—¿Qué sucede?

Me avergonzaba encontrarme tan mal por una asignatura, pero con algo de derrota, respondí:—Reprobé química.

La contraria hizo una mueca y luego encogió sus hombros:—Pero no llores, la recuperarás el próximo semestre—intentó mostrarse simpática, pero a mí realmente no me importó tanto.

—No es del todo el problema—chasqueando la lengua, preferí explicarle—Mis padres quieren mandarme a un internado para que suba mi nota.

Ella se mostró muy sorprendida, negando con la cabeza para luego hacer un puchero inconforme:—Eso es terrible...—durante unos segundos se mostró pensativa—Debo decirle a Kentin.

Arrugué la nariz algo confundida:—¿A Kentin?—mientras ladeada la cabeza, cuestioné—¿Por qué?

Y demasiado sospechosa para este mundo, negó con la cabeza:—¡Por nada!—luego comenzó a marcharse—Nos vemos.

Ni siquiera le dije nada más, solo entrecerré los ojos un poquito desconcertada por su reciente acción.

No planeaba hacerme muchas ilusiones, pero sin duda aquello me había hecho sonreír.

Te ves como si fueras a ignorarme » Kentin (CDM) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora