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Si bien no pudimos convencer a mis padres para quedarme, noté que las palabras de Kentin no pasaron desapercibidas. El discurso que dio respecto a cómo me extrañaría y sobre cómo mi estado emocional se vería afectado ante el cambio rindió frutos, además, ellos sabían de sobra lo importante que era Kentin para mí, al igual que todas las cosas que terminaría dejando atrás. Al fin y al cabo, tomaron la decisión de (únicamente) cambiarme de instituto. Al menos no me mandarían muy lejos.

—Me alegra que te quedes. —Kentin me miró con una sonrisa y no pude evitar corresponder.

En aquella cafetería, lo único que deslumbraba el entorno éramos nosotros. Nadie más.

—Gracias por ayudarme.

—Realmente no lo hice solo por ti. — rió un poco, encogiendo los hombros sin apartar la mirada.

Arrugué el entrecejo y lo observé extrañada, sonriendo algo confundida:—¿A qué te refieres?

El castaño suspiró, apartando la mirada avergonzado:—Bueno...

Aquel fue el mejor final para esta historia. Al menos lo fue para mí.

Te ves como si fueras a ignorarme » Kentin (CDM) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora