Nude » h.s [Traducida al Español]

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❝Lo más triste de una traición es que nunca viene de tus enemigos.❞

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Alexander nunca fue alguien que se daba por vencido fácilmente, el obtenía lo que quería y si no era así entonces mataba. Matar a personas inocentes se había convertido en un hobbie para él, disfrutaba el poder que le daba y le hacía sentir más fuerte, el amaba esa expresión de ruego en el rostro de sus víctimas y la forma como ellos le pedían piedad. Alexander también era bastante apuesto y coqueto, aún lo es. Con sus ojos azules, cabello negro, mandíbula definida y muy bien esculpido cuerpo lograba obtener la atención de muchas mujeres. Nunca tuvo que rogarle a ninguna, ellas rogaban por al menos una pequeña parte de él. Todas lo amaban, pero él nunca amo, a excepción de dos veces. Alexander Hale solo amó a dos mujeres en su vida y ambas rompieron su frío corazón, convirtiéndolo en el monstruo que es hoy. Es cierto cuando dicen que una mujer puede cambiar a un hombre.

Paulina Cox fue su primer amor y el que más lo lastimo, tal vez porque nunca había experimentado un verdadero corazón roto antes. Él la vio por primera vez cuando tenía 20 años, ella vivía en una pequeña y sucia casa con su padre, muy diferente a la de él. Ella era tres años más joven que él y era la chica más linda que la alguna vez haya podido ver. Ella tenía unos profundos ojos verdes con los que a la luz del sol podrían ser confundidos por azul, su nariz era pequeña y puntiaguda, sus labios en forma de corazón siempre lucían rosados y su cabello era largo, ondulado y era de un color chocolate que llegaba hasta su cintura. Tenía una figura pequeña pero él la adoraba por la forma en que podía sostenerla en sus brazos y darle vueltas en el aire, poniendo una sonrisa en su rostro. Ella era perfecta, casi demasiado perfecta para ser real.

Después de dos años de estar juntos en secreto, debido a su abusivo padre, ella desapareció repentinamente, y luego una noche mientras el rondaba las calles algo ebrio, sus ojos se posaron en la pequeña figura de una chica dentro de un edificio, alrededor de otras chicas. Incluso en el estado en que se encontraba el sabía que era Paulina, su Paulina. El se acercó al edificio y miró a través de las ventanas con curiosidad. Cuando el leyó el letrero en la puerta y vio la forma como las chicas estaban vestidas supo lo que estaba pasando. Su Paulina ahora era una prostituta, alguien que daba su cuerpo a hombres por dinero. El podría darle dinero, amor, felicidad, el podría darle la luna si ella se lo pidiera pero en vez de quedarse con el ella prefirió hacer eso.

Los recuerdos de esa noche estarán plasmados por siempre en su memoria, el estaba tan enojado, se sentía tan traicionado y dolido. Aún recuerda el shock y la vergüenza en sus verdes ojos cuando ella lo vio entrar y demandar tomarla por aquella noche. El la llevo a su casa y le gritó, le gritó tan fuerte que los vecinos pudieron escuchar. Pero ella nunca habló, ni siquiera para disculparse, y en ese momento algo ocurrió en el interior del. Era el monstro despertando. El la tomo a la fuerza y ella solo lloro y lloro, sus lágrimas se derramaban por su delicado rostro. Unas semanas después ella volvió diciendo que estaba embarazada de su hijo y pidió protección pero él no le creyó. Ella era una muñeca dolida, y esa fue la última vez que el la vio.

Veronica Starr fue el segundo amor de su vida. - Si es que podías llamarlo así - era más como una obsesión que el desarrolló por ella. El la conoció 5 años después en una compañía en la que trabajaban juntos. Ellos nunca fueron más que amigos y el siempre se vio obligado a observarla de lejos y preguntarse como seria ser besado o tocado por ella de una forma intima. Eso hasta que Maxwell Starr apareció en la foto. Veronica parecía desarrollar un gusto por el, fue como un hechizo y ella no pudo dejar de pensar y hablar de él a Alexander. Una noche el confesó sus sentimientos, y finalmente la besó pero su respuesta no fue la que él esperaba oír.