Bailaba de acorde a tu son...

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Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Cuando te conocí llegaste justo a mi corazón y mi mundo dejaste cabeza abajo; ya todo cambio sin avisar, por algún motivo u otro tú fuiste mi razón.

Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Ya tus reglas seguía, bailaba acorde a tu son y mi corazón dejaste con desazón; causaste en mí todo lo que yo en algún tiempo impedí.

Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Fuiste mi ley, hasta que ya no pude más; era tu marioneta, puesto a que me manejabas al son que deseases sin consultarme. Ya mi opinión había perdido valor, si es que alguna vez lo tuvo para ti.

Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Tus metas eran compartidas, aunque yo opinara lo opuesto, tus palabras parecían ser la máxima autoridad entre tú y yo. Eso no era amor, era opresión. Estragulaste lo que alguna vez fue de mí, el mundo paró y mi corazón estalló.

Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Ya tus reglas seguía, bailaba acorde a tu son y mi corazón dejaste con desazón; causaste en mí todo lo que yo en algún tiempo impedí.

Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Esto acabó, o eso era lo que quería creer, puesto a que a ti nunca te dejaría ir.

Siempre fui una alma liberal, desobedecía las reglas y era necia.

Poesías y ambrosías por HRMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora