Cada palabra, cada enunciado; hace, en mí, más de un estrago.
Tus miradas, los besos, las caricias que nunca, en mi cuerpo, has dejado; las noches sin dormir a esto han derivado.
Versos, canciones y sueños llenos de convicciones; parecías ser el bálsamo de mi alma, pues en ti he dejado miles de mis temores.
Tus miradas, los besos, las caricias que nunca, en mi cuerpo, has dejado; las noches sin dormir a esto han derivado.
Cada noche, cada despedida; causa en mí la más cruel herida. Eres mi musa, a quien escribo estos pequeños fragmentos, tú la dulce agua que calma mi sed en cualquiera de los desiertos.
Tus miradas, los besos, las caricias que nunca, en mi cuerpo, has dejado; las noches sin dormir a esto han derivado.
A veces grande otras pequeño, llegas en mi como de refuerzo; causas en mí la más dulce poesía.
Tus miradas, los besos, las caricias que nunca, en mi cuerpo, has dejado; las noches sin dormir a esto han derivado.
Fuiste, alma mía, la melodía que me arrullaba en noches de pena; la estrella que alumbraba mi alma oscurecida por la misma incertidumbre; la vos llena de aquel calor que me estremecía; el refugio de todos mis días, en conclusión, fuiste y serás mi más dulce poesía.
Tus miradas, los besos, las caricias que nunca, en mi cuerpo, has dejado; las noches sin dormir a esto han derivado.
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Poesías y ambrosías por HRM
PoésieEstos son pequeños fragmentos, de aquella musa que quebró los sueños de quien brillo, alguna vez, le dio.