Emmbry entró al aula repleta de un murmullo estruendoso, insoportable; a veces no sabía si provenía de afuera o era su mente, que desde que su padre tuvo el accidente, permanecía en constante movimiento como una construcción que anda con el tiempo límite encima. El martillo, los cinceles, el taladro, ruido, ruido, gente y ruido. Era un desastre. ¿Y cómo no convertirse en un demente cuando estás al filo de perderlo todo y hasta entonces comiendo de la palma de la mano de una mujer que te utiliza y se cree dueña y señora de tu persona?Todo había empezado con un juego. A Rei le gustaba un amigo suyo y él, con ganas de ayudarla despejaría caminos; pero las cosas no salieron como debían. Rei y él habían perdido, solo que lo suyo se demoró unos cuantos años, pero del mismo modo, con la decepción en las manos.
Scarlett era una mujer bellísima y, como si no fuese suficiente, con un magnetismo único. Sin darse cuenta fue a parar a los pies de aquella mujer tan rápido como un parpadeo y él, que solo sabía de libertad, de pronto se quiso esclavizar.
—Emmbry, ¿no estarás perdiendo tus alas; te sientes seguro? Scarlett es algo...—dijo Rei en una oportunidad.—¿Fácil; molesta? Eso solo debe importarme a mí. Además, todo eso que se dice sale de la boca de aquellos que nunca tuvieron un chance. No te metas en los asuntos ajenos, confórmate con ser "la buena amiga de todos".
Las horas no pasaban deprisa, como siempre pronostica un buen día, sino que llegaba como la peor de las muertes. Ella lo encontró en la salida de la universidad, pero las ganas de huir que la habían seguido desde que hablaron con la cerveza en la mano, le murmuraban al oído cosas sensatas, cosas que debía hacer, cosas que se esperaba que ella hiciera. —¿Por qué me has propuesto esto a mí?—Preguntó cuando empezaron la marcha.—¿Qué importancia tiene eso?—se lo esperaba, sin embargo no pensaba exigirla tampoco en ese momento.
—No es necesario que lo digas, pero estoy casi segura que esto es una manera de cobrar lo que hiciste por mí antes.—Emmbry sonrió.
—Hablas de Mauricio. Sí, épico lo tuyo con él.—y la miró con burla.
—Bien, no hablemos de eso.—Mauricio representaba el punto de inflexión entre ellos, su límite.—¿A dónde vamos?
—A casa de Alba—Le comunicó cuando pagaba el pasaje. Ella no dijo nada. El camino le pareció más largo de lo que recordaba, hacía tiempo que no visitaba a ninguna de sus amigas. Se alejó intentado buscarse, pero se perdió. Al llegar no solo se encontraban Miguel y Alba, por defecto, sino que también todos sus compañeros de antaño, quienes los recibieron con un bullicio propio de niños y hablando "del plan", cosa que significaba que ellos sabían más que ella sobre la locura que le había propuesto Emmbry.
Miguel interrumpió la escena de abrazos y besos para con Rei y, haciendo un gesto exagerado, llamó la atención de todos—Ya saben todos "del plan", hablaremos solo de puntos clave que harán todo esto más creíble.—dijo soltando un poco el nudo de la corbata.—Esto se divide en el "antes, durante y después". En estás tres fases estaremos interviniendo para el buen ejecute de esto. En la primera fase seremos la evidencia, quienes hablen de su romance con el fin de formar una base que sostenga la razón por la que se unen; la segunda parte inicia en la boda—Rei, que hasta ese entonces estaba perdida en las nubes, reaccionó.
—¿Por qué no me habías aclarado nada de esto aquel día en el café, Emmbry? Parece que aquí solo importas tú. Ustedes no saben nada de mi vida, no me han visto en años. Y, díganme, ¿Qué es eso de la boda? ¿En serio nos casaremos? Hay muchas por ahí locas por él, no preguntarían nada. ¿Sé que lo dijiste una vez de no meterme, pero dónde está Scarlett para ayudarte? Tú y yo, más claro que el agua, nos llevamos fatal. No hay momento en el que estemos juntos y salgamos ilesos.
—Créeme, si fuese mi elección, no te jodería con esto. Pero es lo que hay, y si te lo pido es porque en serio es mi mejor opción.—Sí, era sincero, y ella se pudo dar cuenta de que no estaba siendo fácil para él eso de rogarle. Estaba pidiendo mucho, pero sin razón y casi por inercia, cedió.
Fueron incluidas las demás cosas relevantes. Emmbry confiaba ciegamente en Miguel y su mejor idea consistía en seguir la idea de éste. Eso de casarse nunca hubiese pasado por su cabeza; luego de habérselo pensado varios días, pudo ver el beneficio económico en un matrimonio ¿acaso se daban cuenta de eso los que se casaban? Los regalos monetarios de los invitados, háblese de grandes empresarios a que conocía, sería dadivosa, lo que significaba una gran entrada de dinero a la que ya le tenía destino.
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Menos un Pezón
DiversosEstaba bebiendo café, pero sentí un vacío del lado izquierdo que me hizo mirar y, ahí, fue cuando descubrí que algo faltaba. Busqué bajo mis sabanas, en la almohada, en la cocina, por toda la sala; pero fue inútil, había dejado mi pezón a su vera ro...